Un GRACIAS… y una protesta

El tema elegido para hoy lo fui postergando de manera voluntaria con la esperanza de que la cordura y el sentido común se impongan finalmente sobre las rivalidades y los intereses político partidarios. Pero los peores temores finalmente se confirmaron y el Órgano Electoral no dio brazo a torcer. Atropelló nomás la Constitución, las normas más elementales de ética y sobre todo el interés nacional.

Imposible, sin embargo, eludir un tema personal. Un sorpresivo e improvisado homenaje de los colegas de la Asociación de Periodistas de La Paz y de la Asociación de Corresponsales de Prensa Internacional me obliga hoy a anteponer el agradecimiento personal al tema que inicialmente había elegido. GRACIAS, a tantos y tan buenos compañeros de ruta por el reconocimiento, inmerecido, a mis más de cincuenta años de carrera periodística. Pero sobre todo GRACIAS por el reconocimiento de tan distinguidos, y queridos, colegas, traducido en mi persona a la lucha en defensa del derecho ciudadano de expresarse y opinar con total libertad.

Los derechos, recordemos, se ejercen sin pedirle permiso a nadie. Esa es la cualidad fundamental del ser humano. Es en ese marco que creo que se debe también analizar lo ocurrido en el Beni. En el fondo de la cuestión, no sólo se está atropellando el derecho constitucional de una agrupación política a participar en la elección de sus autoridades regionales. Se ha dicho y se ha escrito mucho sobre el absurdo de quitar la personería jurídica a Unidad Demócrata solo porque infringió una norma abusiva del Órgano Electoral.

En cualquier parte del mundo las encuestas son una herramienta de información no sólo para el manejo de las campañas de propaganda política. Son también fundamentales para conocer el humor de los electores. Sus tendencias. Y sobre todo para permitirles comparar las propuestas electorales de los distintos candidatos.

El tema de fondo, que al parecer olvidamos por completo, es que si bien los candidatos son postulados por una determinada agrupación política, en realidad representan a un gran conglomerado de la población. No importa si muchos o pocos -en el caso del Beni parece que a la gran mayoría-, el asunto es que al impedir la participación de esos candidatos el domingo 29, se les está coartando el derecho a elegir a todos aquellos votantes que los consideraban los más idóneos para dirigir sus gobiernos regionales.

En realidad, son seguramente centenares de personas que en el Beni ven cercenado su derecho a elegir a quien quieran elegir. Se los está obligando a votar no precisamente por quien ellos habrían elegido. Se les está coartando el ejercicio de un derecho fundamental para garantizar la vigencia del sistema democrático.

Por ese camino se está haciendo trizas con un sistema, la democracia, que por muchas imperfecciones que pueda tener es aún el mejor sistema de gobierno que conocemos. Se está deslegitimizando un proceso gracias al cual este gobierno llegó hasta donde llegó. ¿Cómo pueden reclamar legitimidad autoridades que resulten ganadoras con base en un “chanchullo” tan descarado, burdo y sobre todo torpe?

En esas circunstancias y en ese escenario, habrá que agradecer a la Divina Providencia y sobre todo a la profunda vocación de diálogo, negociación, y paciencia del pueblo, el que todavía la gota de agua no haya colmado el vaso.

Dice la sabiduría popular que tanto va el cántaro a la fuente… El camino del absurdo político, del atropello y del abuso del poder está lamentablemente marcando cada vez de manera más clara a los intentos de implantar un régimen totalitario y absolutista. Es, seguramente el más peligroso. La historia está plagada de ejemplos, pero sobre todo de la forma en que terminaron esos intentos. A Bolivia le costó mucho esfuerzo, sacrificio, y sobre todo vidas humanas volver a la normalidad democrática. Por encima de los intereses coyunturales, siempre personales y por tanto demasiado efímeros, habrá que buscar de urgencia caminos para rectificar errores. Sobre todo porque por lo general terminan resultando siempre más negativos que positivos para quienes los promueven. Tal vez los resultados del domingo les rindan frutos inmediatos a quienes diseñaron la estrategia oficialista para tomar lo que consideran su último bastión político. Pero es seguro que ese triunfo pírrico, tarde o temprano, tendrá un costo demasiado alto. Ojalá que ese costo se limite a sus promotores y no termine hiriendo de muerte a nuestra todavía frágil democracia.

Vuelvo al tema de fondo, la lucha tiene que ser siempre por principios y por valores, que son imperecederos. Los intereses y los liderazgos políticos personales y partidarios son efímeros. Tan efímeros como la vida misma de las gentes.

GRACIAS de nuevo a tantos y tan queridos colegas empeñados en esta lucha y suerte a nuestro país que es, en el fondo, la Bolivia que dejaremos a nuestros hijos y nuestros nietos…