Observadores electorales tuertos

El anuncio de la llegada al país de observadores extranjeros para el verificativo de la justa electoral del domingo no pudo menos que alegrarme un poquillo, después de haber sufrido muchas elecciones fraudulentas, calificadas después como “fiestas democráticas”.

Sin embargo, vencí mi actual escepticismo y llamando a mi escritorio a mi fiel asociada periodística le sugerí seguir de cerca la actividad de algunos observadores foráneos, y sobre todo a quienes ahora son huéspedes oficiales del Gobierno, como los pertenecientes a instituciones internacionales afectas al gobierno de nuestro presidente vitalicio Evo Morales.

Sin embargo, cuando yo estoy de ida, mi reportera cochabambina ya está de vuelta y suele burlarse de mis intuiciones periodísticas, lo cual sucedió una vez más.

Mi subalterna periodística me dijo con aires de suficiencia burlona: “me es grato informarle, querido Jefe, Premio Nacional de Periodismo en 1999, que sin que usted lo sepa, ya he entrevistado a muchos observadores extranjeros invitados por Evo y por nuestro canciller David Choquehuanca y me he sorprendido al comprobar que entre ellos hay ciegos, tuertos, bizcos y casi todos ‘chojñis’, quiero decir ‘legañosos’ en el dulce idioma que hablaban los incas”.

Asombrados ante semejante revelación de la cholita nacida en Quillacollo le pregunté qué hizo ella al comprobar las enfermedades o deficiencias oculares de los observadores electorales y la cholita me aclaró que me había informado acerca de los ojos deficientes de los visitantes y no de deficiencias oculares que podrían ser mal interpretadas por algunos lectores maliciosos, detalle que pasamos por alto.

Ante esta constatación de ceguera o casi ceguera, y deformaciones visuales entre los observadores extranjeros que llegaron al país, pedí a la cochalita que me contara acerca de las nacionalidades de quienes entrevistó y contestándome rápidamente que entre ellos había cubanos, venezolanos, nicaragüenses, ecuatorianos y alguna otra más que no recordaba, pero que todos le habían jurado y requeté jurado que habían venido para ser testigos de una de las elecciones más democráticas y libres del mundo, lo cual les fue fácil de comprobar, pues ya conocieron a los ilustres ciudadanos que integran el Tribunal Supremo Electoral y de algunos tribunales departamentales, aunque la mayoría del TSE se encontraba muy ocupada escribiendo en un pizarrón esta frase inquietante: “Votar se escribe con ‘v’ de vaca y no con ‘b’ de burro, lo cual dejó perplejos a algunos visitantes que no eran ciegos, ni tuertos, ni bizcos, ni ‘chojñis’”.

Agradecí a mi comadritay por su trabajo periodístico y la insté para que me acompañara en la próxima jornada electoral, sobre la cual no tengo muchas esperanzas acerca de su limpieza democrática, pues lo único que sé es que Evo nunca perdió una elección, según sus propias palabras.