El Campo Margarita, productor de petróleo y gas, es de larga data; se trata de un campo que ha dado buenos resultados en la producción de gas. La compañía Operadora de Chevron, Maxus, descubrió este yacimiento en el año 1997 y desde entonces no ha dejado de producir.
Hace pocos días, la compañía que actualmente explota este yacimiento hizo un anuncio por el que hace saber que “ha descubierto” un nuevo campo que dará una producción de “dos millones de m3/día de gas”, en la formación Santa Rosa, a 5.250 metros de profundidad y con una inversión 101.7 millones de dólares, con una vida útil aproximada de 20 años. Se trata de un nuevo pozo que producirá gas y que se agrega a otros que tiene el mismo campo Margarita y con mayor producción, pozos Margarita 5,6 y 7. El pozo Margarita 8 está en el reservorio Santa Rosa, donde otros operadores ya probaron que existía gas.
Anuncios de este tipo no le hacen bien al Gobierno, cuyos partidarios lo hacen ver como un hecho importante, posiblemente como medio de propaganda por las próximas elecciones, como ha ocurrido con temas mineros semanas antes del proceso de octubre pasado. Margarita no es un descubrimiento en el actual periodo de Gobierno y menos de Repsol, si bien ésta última lo ha desarrollado desde el 2010 con una inversión muy importante que alcanzó a 1.250 millones de dólares en sus fases 1 y 2.
Lo grave de esta situación es que Repsol está atenida a la producción del Campo Margarita-Huacaya en las estructuras Huamanpampa e Icla; procedimiento, además, que siguen las otras compañías extranjeras al seguir explotando campos que fueron descubiertos en tiempos anteriores al año 2000 y que siguen en producción. Este es un hecho real que mueve a preocupación porque las compañías si invierten en el país es para continuar con las operaciones que tienen a su cargo. Si bien hay nuevas inversiones, en prospección y exploración, son insuficientes para encontrar nuevos campos de petróleo y gas. Todo muestra que hay una especie de “tren de espera hasta ver resultados de la nueva ley de Inversiones cuya reglamentación demora” y los incentivos ofrecidos, pero aún no concretados.
Las compañías extranjeras, conjuntamente YPFB, debieron abocarse desde hace varios años, a establecer en qué regiones del país existe potencialidad de petróleo y gas. Es evidente que en algunos sitios, como el norte del departamento de La Paz (Lliquimuni), actualmente se perfora desde diciembre de 2014 en un supuesto reservorio petrolífero; pero no hicieron mucho en los últimos nueve años y, como van los hechos, parece que se avanza muy poco en concretar estudios completos que permitan mejorar las reservas actuales de gas y petróleo, realizando las inversiones que sean necesarias.
Tanto Campo Margarita como otros reservorios en explotación de petróleo y gas, son consecuencia de trabajos realizados hace muchos años. Aparentemente las compañías extranjeras ven todo con la medida de “veremos qué pasa y si vale invertir o no; entretanto, se hace lo que puede con lo que se tiene”. Esta es la realidad que guía la conducta de quienes deberían cumplir otras funciones para asegurar producción petrolera y gasífera.
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