(EFE).- El Consejo de Seguridad de la ONU llamó ayer a “combatir por todos los medios” el avance de los grupos yihadistas en Libia, pero decidió mantener en vigor el embargo de armas que pesa sobre el país ante el riesgo de que estas caigan en las manos equivocadas.
El máximo órgano de decisión de las Naciones Unidas desoyó de esta forma las peticiones del Gobierno libio y de la Liga Árabe, que habían solicitado el levantamiento de la medida para que el Ejército nacional pueda recibir libremente armamento a fin de que luche contra los terroristas.
En su lugar, el consejo encargó en una resolución a los expertos en el área de sanciones que se consideren de urgencia las exenciones que soliciten las autoridades libias para hacerse con material militar necesario para su lucha contra el Estado Islámico (EI) y otros grupos terroristas.
El embargo de armas fue impuesto en 2011, cuando estalló la revuelta que acabó con el régimen de Muamar el Gadafi y se mantiene desde entonces, aunque con algunas modificaciones.
Por ahora, la ONU sigue viendo con preocupación la “amenaza” que plantea el movimiento de armas y municiones en Libia, que en muchos casos han llegado a manos de los yihadistas.
Libia, con el apoyo de Egipto, solicitó el levantamiento del embargo de armas el pasado 18 de febrero, después de que se difundiera un vídeo con el asesinato a manos de los extremistas de 21 coptos (cristianos egipcios) que vivían en el país.
En los últimos meses, los grupos extremistas, entre ellos el EI y formaciones que le han jurado lealtad, han logrado un importante avance en Libia, donde dos gobiernos, uno rebelde en Trípoli y otro reconocido en Tobruk, luchan por hacerse con el control del país.
Hoy, el Consejo expresó su preocupación por esa situación y urgió a todos los países a “combatir por todos los medios, de acuerdo con la Carta de las Naciones Unidas y la legislación internacional”, al EI, Ansar al Sharia y organizaciones vinculadas a Al Qaeda.
Además, apoyó los esfuerzos del Gobierno libio y amenazó con imponer sanciones a individuos y grupos que financien o apoyen a los extremistas.
En el plano diplomático, el Consejo volvió a pedir a las partes del conflicto que se comprometan de forma constructiva con las negociaciones de paz que lidera el enviado especial de la ONU, el español Bernardino León.
En paralelo, los miembros del Consejo prorrogaron hasta el 15 de septiembre próximo el mandato de la misión de las Naciones Unidas en el país (Unsmil), reconociendo a la vez que la actual situación de seguridad obliga a una presencia reducida.
Las dos resoluciones fueron aprobadas por unanimidad en una sesión del consejo que siguió a un debate general en ese órgano de la ONU que se prolongó por ocho horas y que analizó los ataques a minorías étnicas y religiosas en Oriente Medio.
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