Los internos de diferentes nosocomios, con su suero en mano, algunos con sondas y arriesgando su salud, tuvieron que dirigirse a los espacios electorales habilitados, para conseguir un certificado de impedimento. Hubo largas filas y molestia generalizada.
Wily Quisbert, paciente del Hospital Obrero de la ciudad de La Paz, llegaba lentamente al colegio Hugo Dávila en busca de un certificado de impedimento. En contacto con este medio, protestó por la falta de atención del Tribunal Supremo Electoral: "No es posible de que no se hayan instalado mesas en los centros hospitalarios, para emitir el voto, nunca piensan en los enfermos", dijo.
A su vez, María Menacho sostuvo que las largas filas para obtener el certificado de impedimento, ponen en riesgo la salud de las personas ocasionando inestabilidad. "Me parece una barbaridad que nunca piensen en los enfermos hospitalizados, siempre es la misma historia", concluyó.
Como ellos, muchos enfermos tuvieron que asistir en busca de un certificado, algunos con suero e incuso su sonda. El Colegio Hugo Dávila fue uno de los más requeridos.
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