El comunicador merece reconocimiento

Señor Director:

Con la parábola del buen samaritano, Jesús N.S. nos abre los ojos ante una verdad tan grande. Él está presente en forma misteriosa en los más pobres, en toda carne sufriente y necesitada. Cuando nos acercamos al necesitado y nos hacemos prójimos se nos enternece el corazón, y vemos a Jesús, mientras que si pasamos de largo o miramos al necesitado de lejos, el corazón se nos endurece y no vemos al Salvador. No pasemos de largo ante tanta necesidad que existe en la comunidad, mantengamos encendida nuestra esperanza, para vivir solidariamente.

El comunicador cristiano tiene el desafío de conocer, sentir la belleza del amor al prójimo. Con profesionalismo, es un periodista que engendra verdadera alegría al comunicar noticias dignas de recuerdo, de una verdadera reserva cultural. El periodista es una persona con mucha dignidad, que desgasta su vida por nosotros y nos trasmite la noticia en forma fidedigna, como esperanza de conocer la verdad.

El periodista es un testigo confiable debido a su formación integral y por su ética y moral merece reconocimiento y gratitud, apoyando una convivencia madura. Él nos aproxima con la noticia a la verdad, labor que puede ser dolorosa y difícil de realizar si no hay cooperación de todo el pueblo. La belleza puede estar en compartir el dolor, con respeto, de manera digna, contra todo sensacionalismo, rescatando los valores y las reservas morales habituales de un pueblo, ayudando a evitar el enfrentamiento y la descalificación.

Comunicar la noticia para que tengamos mejor vida es una tarea ardua, pero sólo así tendremos un pueblo bien informado. Que la política sea una forma más alta de caridad que apunte al bien común. El diálogo ajusta más la alianza entre la población y las autoridades. Sin comunicación fidedigna el pueblo quedaría en el oscurantismo, ya que la prensa alumbra el constante caminar de los pueblos en el mundo.

David Espejo

O.F.S.