Cuando se habla de fortalezas de nuestra economía, resulta que, en los hechos, tal afirmación no debería tener valor porque todo lo que implica economía del mal, como son el contrabando, el narcotráfico y la corrupción, no debería engrosar el concepto general de la economía, que debe estar conformada con realizaciones debidas a la producción con honestidad y responsabilidad.
Lamentablemente, en la “bolsa” de los conceptos económico-financieros no ingresan esos rubros que son ajenos a la moralidad de los gobiernos y de los pueblos. Todo ingreso que tiene el país se engloba en el PIB, sea como resultado de la economía formal o de la informal, aunque, muchas veces, se haga abstracción de la “economía de la droga”. Sin embargo, especialmente para los países ricos y desarrollados con altas cifras en su Producto Interno Bruto (PIB), todo ingreso está permitido, que sea digno de ser considerado en las estadísticas.
Dentro de la economía informal está el contrabando de ingreso de mercaderías al país y salidas de él, como son combustibles, materias primas, minerales y otros. El contrabando nutre las economías de nuestro país y de países vecinos y no tiene freno alguno porque crece inconteniblemente. Esta es realidad que no se puede negar, especialmente si se tiene conciencia de que causa muchos daños tanto a la moral como a la economía fiscal y de la población.
Desde hace mucho tiempo y en todos los gobiernos, se tuvo como prioridad la misión de combatir al contrabando; pero se han impuesto las políticas del “dejar hacer y dejar pasar” y este delito ha crecido: ingresan al país automotores de toda clase, electrodomésticos, ropa, mercaderías de toda naturaleza, alimentos, medicinas, llantas y repuestos de vehículos, cosméticos y todo lo que la industria produce en los países ricos y en los vecinos. Por nuestra parte, las fronteras son paso seguro para gas, gasolina, diésel, minerales, alimentos y muchos artículos que precisan los “contrabandistas del otro lado”, que también atentan contra sus países.
Otro rubro que tiene mercados seguros en las fronteras es el comercio del dólar, debido a la baja cotización que se mantiene en Bolivia, contra altas cotizaciones en otros países; esta situación da lugar a que “contrabandistas del dinero” lleguen a diferentes puntos del país, adquieran dólares y vuelvan a sus lugares de origen con fuertes cantidades de dinero que, en casos, es producto de “lavado de corrupción o negocios que nada tienen que ver con transacciones legales”.
Mientras el contrabando no sea combatido drásticamente, seguirá el detrimento de nuestra economía y contribuiremos a dañar la moral nacional por las políticas permisivas que son practicadas con quienes han hecho de lo ilegal su norma de vida.
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