Después de 150 muertos

Causó conmoción, en el mundo, la muerte de 150 personas, incluido el posible homicida, como consecuencia de la destrucción, aparentemente deliberada, de un avión que volaba de España a Alemania.

De acuerdo con el fiscal francés, encargado de la investigación, el copiloto, presunto autor del desastre, aprovechó la salida del piloto, de la cabina de mando, para bloquear la puerta y hacer que el avión se precipite, impactando contra las montañas de los Alpes franceses sobre las que la nave sobrevolaba.

Según las últimas noticias, luego de este hecho, la compañía afectada decidió implementar una medida de seguridad que ya estaba vigente en Estados Unidos, consistente nada más que en tener siempre dos tripulantes en la cabina de mando. En el caso estadounidense, un auxiliar de vuelo, es decir encargado de la atención a los pasajeros, pasa a la cabina de mando si uno de los pilotos necesita abandonarla, sólo en casos de estricta necesidad.

Salta a la vista la simplicidad y facilidad de ejecución de esta medida, sin embargo, de acuerdo con las noticias, la autoridad europea pertinente “está estudiando” la posibilidad de hacer obligatoria la aplicación de la regla para todas las compañías aéreas. ¿La seguridad de pasajeros y tripulantes de los aviones no merece una respuesta inmediata de las autoridades? ¿Esperan la confirmación de la necesidad de esas precauciones, referidas a la permanencia de un solo piloto en la cabina de mando, con otro hecho similar al reciente?, ¿no quieren gastar algo más en seguridad?

Mientras avanzan las investigaciones y se conoce los detalles del suceso, se sabe que el copiloto estuvo en tratamiento siquiátrico por tendencias suicidas y que tenía otros problemas médicos, como la disminución de la agudeza visual y que en los próximos meses necesitaba renovar su licencia, lo que significaba que debía someterse a un examen médico que, aparentemente, consideraba difícil de superar y por lo tanto enfrentaba la posibilidad de perder su licencia y ver frustrado su sueño de pilotear aviones.

No cabe duda que si Europa hubiera seguido, oportunamente, el ejemplo de EEUU, probablemente este accidente no hubiera ocurrido, al menos el copiloto no hubiera tenido la oportunidad de estar solo para destruir el avión o cambiando el enfoque, no hubiera estado expuesto a una situación en la que, dada su situación de salud mental, podía cometer cualquier barbaridad, en este caso asesinar a 149 personas.

¿De quién es, pues, la culpa? ¿Qué dependencia encargada de la seguridad no tuvo en cuenta que ya antes se habían producido accidentes cuya causa, aparentemente, fueron los mismos pilotos?

¿Cómo andamos en Sudamérica respecto de este tipo de medidas tan fáciles de implementar? Recientemente México, reaccionando más rápido que los europeos, ya puso en vigencia una medida similar a la norteamericana. ¿En Bolivia se está previendo estos lamentables eventos, que aunque raros sí son posibles?