Buscando la verdad
¿Sabía Ud. que Jesús no murió crucificado con un pañito blanco y unas pocas heridas y moretones, como se lo representa? Piadosamente se lo muestra así, porque grotesco sería reflejar como en verdad estaba: su cuerpo flagelado y torturado; todo él acabó siendo una sola llaga; su barba, arrancada, “no había en él hermosura”, “no se halló en él parecer”… ¡estaba desfigurado!
Pese a ello no se quejó: como una oveja fue llevado ante sus trasquiladores y pese al dolor infringido, enmudeció... Soportó tal vejamen para que gracias a ese cuerpo escarnecido, nosotros tengamos salud; y, para quitar el pecado del mundo, por nosotros se hizo maldito muriendo en la cruz totalmente desnudo como estilaban los romanos a fin de escarmentar a los peores malhechores.
Muchos actos litúrgicos y ceremonias se celebran durante la Semana Santa rememorando la pasión, muerte y resurrección de Jesús de Nazaret, partiendo un domingo antes recordando su triunfal entrada a Jerusalén con vítores, palmas y gritos de ¡Hossana! como correspondía hacerlo con un rey, aunque Jesús iba montado en un burrito y su séquito era -más bien- de gente humilde.
La venida del Hijo de Dios al mundo para nacer como hombre de una virgen se había profetizado desde los albores mismos de la Humanidad y por la Biblia sabemos que, desde antes de la fundación del mundo, Dios tenía destinado ya a su único Hijo para tal sacrificio, y era necesario que así fuera por el pecado de Adán y Eva que devendría en enfermedad y muerte.
¿Sabía Ud. que Jesús -como un hombre común, despojado de su deidad- sometido a iguales tentaciones que nosotros nunca pecó, pero “se hizo pecado por nosotros” y cargó con ellos en la cruz, para librarnos del infierno? Obediente como era, no contradijo a su Padre y cumplió su cruenta misión.
Pero lo más relevante de esta historia no fue su nacimiento, su vida en santidad y su muerte en la cruz, sino su gloriosa resurrección, a consecuencia de todo lo anterior: nació sin pecado, vivió sin pecar, cargó con los pecados de la humanidad en la cruz y murió, pero al tercer día el Padre lo resucitó por medio de su Espíritu Santo, para nunca más morir, y un día Jesús volverá para juzgar a los vivos y a los muertos…
No puede haber una historia de amor más bella que ésta, la del Padre Celestial dando lo mejor de sí por Ud. y por mí: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”. ¿Sabía Ud. de tan grande amor?
El autor es Pastor y Anciano del Centro Cristiano Evangélico “Casa de Oración”.
Facebook.com/
Garyantoniorodriguezalvarez
Usurpado el 7 de octubre de 1970, por defender EL DIARIO |
Dirección:
Antonio Carrasco Guzmán
Jorge Carrasco Guzmán |
Rodrigo Ticona Espinoza |
"La prensa hace luz en las tinieblas |
Portada de HOY |
Caricatura |