POLÍTICA INTERNACIONAL
Por Yesica Brumec
Buenos Aires, (EFE).- Las voces de las mujeres “veteranas” de la guerra de las Malvinas son rescatadas por la escritora argentina Alicia Panero en su libro Mujeres invisibles, donde relata cómo es vivir en el olvido, pasados ya 33 años del conflicto bélico, cuyo inicio se conmemora hoy jueves.
En su trabajo, recientemente publicado, Panero da voz a enfermeras e instrumentadoras quirúrgicas civiles que curaron a los soldados argentinos heridos en las batallas por las islas australes, que hoy continúan bajo dominación británica y cuya soberanía reclama Argentina.
“Estas mujeres no figuran ni en un libro de historia. Se las omitió y no formaron parte de los procesos de construcción de la memoria colectiva”, explicó Panero en una entrevista con Efe y cuenta que algunas de ellas no habían vuelto a hablar del tema hasta ahora.
“Todas sufrieron traumas muy fuertes por estar en contacto con los heridos”, relató la escritora e investigadora, que trabaja y vive en una institución militar de Córdoba, en el centro de Argentina, junto a su marido, que es militar.
La edad de las decenas de mujeres que participaron en la guerra oscilaba los 25 años y, en algunos casos, los 15, algunas a bordo del buque argentino Irízar, otras en una suerte de hospital ambulante en la ciudad patagónica de Comodoro Rivadavia y otras en centros militares.
“El rol fundamental de estas mujeres, además de la parte médica, era la contención afectiva a los soldados, que volvían con frío, con hambre -porque no les daban de comer- golpeados, amputados o quemados”, explicó la escritora.
En la guerra de las Malvinas, Argentina y el Reino Unido se enfrentaron por la soberanía de las islas en un conflicto bélico que se cobró 255 vidas británicas, tres isleñas y 649 argentinas y finalizó en junio de 1982, con la rendición argentina.
“Cuando estas chicas volvieron a sus hogares, en diferentes puntos del país, nunca más hablaron, estaban en estado de bloqueo”, aseguró Panero, quien resalta que “ellas sabían que no tenían que hablar ni durante ni después de la guerra, y ni siquiera se les permitía llorar”.
Acontecido durante el último régimen militar en Argentina (1976-1983), el conflicto bélico representó durante mucho tiempo para estas mujeres “un hecho avergonzante porque se las vinculaba a la dictadura”, según la autora.
En su libro, Panero comparte historias como la de Alicia Reynoso, una exenfermera que, luego de haber sufrido un accidente cerebrovascular en 2010, mencionó a su terapeuta la estaba “pasando tan mal como en la guerra” y se abrió a hablar de lo que había callado tantos años.
A pesar de haber prestado servicio y vivido la crudeza del conflicto en primera persona, estas varias decenas de mujeres no fueron reconocidas socialmente por su labor, no reciben pensión ni fueron incluidas en la ley que reconoce a los veteranos y los caídos de la guerra de las Malvinas.
“En la ley argentina, solo es considerado veterano de guerra el que estuvo dentro de cierto perímetro de las islas y ellas no entran en esta categoría”, explicó Panero, quien aclara que solo una de ellas, Liliana Collino, pisó el archipiélago según los registros y recibe pensión, pero la mujer prefiere “no volver a hablar del tema”.
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