Museo Louvre
París. Dios y la creación de imágenes santas entre 1580 y 1660 y la espiritualidad del pintor Nicolás Poussin, "el más ilustre del Louvre", centran dos exposiciones que desde el Jueves Santo y hasta el próximo junio dedica el museo parisiense al convulso siglo XVII.
Junto con Poussin (1594-1665), el Siglo de Oro español es el gran protagonista de este doble evento museístico que en realidad es triple, pues el Louvre acaba de inaugurar también en París, en el Grand Palais la retrospectiva "Velázquez" (1599-1660).
Mientras la primera monográfica que se dedica en Francia al maestro español del XVII se prepara para batir quizás un récord de visitantes, en el Louvre reina con discreción el esplendor del arte sagrado de una época de renovación espiritual y artística, aunque marcada aún por la querella religiosa de la Reforma del siglo XVI.
En las dos exposiciones del Hall Napoleón del museo más visitado del mundo, París y Roma son ciudades claves para comprender ese momento a Poussin, padre del clasicismo francés, cuya secreta vida espiritual divide a los expertos, entre quienes le consideran profundamente cristiano y quienes le estiman libertino.
"Libertino erudito", precisa a Efe el conservador jefe del departamento de pinturas del Louvre, Nicolas Milovanovic, uno de los dos comisarios de "Poussin et Dieu", junto con Mickaël Szanto, profesor en la Universidad de la Sorbona de París.
Mientras ciertos especialistas construyeron la imagen de un pintor profundamente cristiano, otros le dibujaron frío y filósofo, miembro de una elite intelectual de escritores y sabios de elevada clase social, que no creían en Dios, se reunían en secreto y tenían ciertos signos que les permitían reconocerse entre ellos, comenta.
Uno de esos "marcadores", subraya Milavonovic, era la influencia del teólogo Pierre Charron, discípulo de Michel de Montaigne y miembro de ese grupo de elite, pero Poussin nunca se refirió a él, sino directamente al autor de los "Ensayos", "con quien compartía, en cambio, muchas cosas en común".
Los libertinos barrocos, a menudo aristócratas, "estaban tan seguros de su saber que pensaban que la religión era para el pueblo", algo que contradice la inmensa emoción que transmiten los cuadros religiosos del genial Poussin, nunca explorados antes como ahora en el Louvre, destaca el comisario.
El enfoque de la exposición se justifica "porque más allá de cuestión de Dios, la de la espiritualidad de Poussin es un tema apasionante", cuya investigación se prolongará en junio en el coloquio "Poussin: entre paganismo y cristianismo".
Aunque, una cosa es estudiar el trabajo de un genio como Poussin "y otra adivinar la espiritualidad que nutría su arte", matiza el experto al comentar el centenar de obras reunidas, de ellas 63 óleos y 34 dibujos, prestadas por numerosos grandes museos del mundo, entre ellos el Prado, con ocasión del 350 aniversario de su muerte.
En cualquier caso, en la exposición se defiende la tesis de que sin ser "muy católico, Poussin vivió una forma de religión muy singular y original", que mezclaba la Biblia con tradición del mundo antiguo profano, griego y romano, e incluso egipcio, algo que podía molestar a corrientes extremistas como la jansenista.
Su propuesta se completa y asienta en la exhibición "La fabrique des saintes images. Rome-Paris, 1580-1660", comisariada por Philippe Malgouyres y Louis Frank, integrada por 85 dibujos, grabados, cuadros, objetos de arte y esculturas, en su mayor parte procedentes de los fondos propios del museo.
En ella se aspira a mostrar los complejos retos que estuvieron en el corazón del proceso creador de los grandes artistas de obras religiosas del XVII, no solo de Poussin, sino también de Caravaggio a Carracci, Le Sueur, Bernini, Da Cortona, Philippe de Champaigne, los hermanos Le Nain. (EFE)
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