Esta es la época del año en que el mundo cristiano recuerda la resurrección del Señor Jesucristo. Por el amor de su Padre y por nosotros, el Salvador sufrió más allá de la capacidad del hombre mortal. Él dijo, “padecimiento que hizo que yo, Dios, el mayor de todos, temblara a causa del dolor y sangrara por cada poro y padeciera, tanto en el espíritu del cuerpo y - y deseé no tener que beber la amarga copa y desmayar - Sin embargo, gloria sea al Padre, bebí, y acabé mis preparativos para con los hijos de los hombres”. (Doctrina y Convenios 19: 18-19)
Jesucristo es Su Hijo, el Unigénito del Padre en la carne. Él es nuestro Redentor, nuestro Mediador ante el Padre. Jesucristo expió nuestros pecados. Se convirtió en el primer fruto de la resurrección. Con su muerte todos volveremos a vivir.