¿De qué somos capaces los hombres?

El pasado Viernes Santo, en la ceremonia religiosa de celebración de la pasión de Cristo, realizada en la basílica de Roma y celebrada por el Papa Francisco, en la homilía el sacerdote Raniero Cantalamessa, en alusión a la muerte de Jesús en la cruz y el mensaje a la humanidad de ese hecho que hace más de dos mil años inspira la fe de los millones de seguidores del culto cristiano, se preguntó: ¿de qué somos capaces los hombres? (entiéndase seres humanos). Y es que, ciertamente, así como somos capaces de haber desarrollado desde el hombre primitivo que apenas podía subsistir, el ser humano de este tiempo de la ciencia y tecnología, donde casi todo se conoce, está demostrando, en el decurso de la historia, que somos capaces de perpetrar las peores maldades contra nuestros semejantes, comenzando por haber esclavizado a otros seres humanos y desencadenando terribles guerras y matanzas.

El premio Nobel de medicina Santiago Ramón y Cajal, en su célebre obra literaria: “Conversaciones de café”, dice que: “el hombre es el último animal de presa aparecido” y se pregunta: “¿cuál es el animal del que huyen todos los animales?” y sentencia: “el hombre”. El categórico juicio del médico y literato español no hace sino confirmar lo que la historia nos ha enseñado sobre la conducta de los hombres, en especial cuando éstos tienen coyunturalmente poder y suelen utilizarlo más para oprimir que para servir a los demás.

Es precisamente en el ejercicio del poder político, cuando podemos ver la grandeza o vileza de los individuos encumbrados en esas altas cúspides. Y precisamente el sacerdote que en el Vaticano habló sobre el significado de la pasión de Cristo dijo: “en este momento miles de seres humanos padecen cárceles, persecución y tortura o muerte por sus ideas” e hizo referencia a los cientos que por ser cristianos, perdieron la vida en manos de los islamistas fanáticos. Y agregó: “en nombre de Dios, no se pude quitar la vida ni la libertad de otros hombres”.

En la misma fecha, el Papa Francisco, que presidió el Vía Crucis en el Coliseo de Roma, denunció firmemente las lacras que afligen al mundo de este tiempo, representadas todas ellas en la crueldad de algunas situaciones y que se corresponden con el calvario de Cristo. Hizo mención a “nuestros hermanos cristianos” que son perseguidos, decapitados y crucificados ante nuestros propios ojos y a menudo, con nuestro silencio cómplice.

En varios países, como Irán, Siria, Nigeria, Somalia, Kenia y otros, los integristas islámicos a fuerza de cortar cabezas pretenden imponer una ideología político – religiosa y en nombre de Dios están cometiendo horrendos crímenes contra la humildad, en relación con lo expresado por el Pontífice.

Otra de las lacras a las que Francisco se refirió, es la de la corrupción, que en el mundo pareciera que se ha instalado con fuerza, en especial la corrupción política que tiene que ver con el poder del Estado, y como consecuencia se ha abandonado los valores cívicos y ciudadanos, de la honradez y el buen vivir.

La violencia desatada por los individuos contra otros individuos y muchas veces contra colectivos humanos, es el resultado de la ausencia de amor al prójimo que enseñó y predicó Cristo. Esa violencia que se ha enquistado en la sociedad desde los primeros tiempos de la historia de la humanidad, se ha perfeccionado y se practica con métodos refinados, de tal manera que muchas veces pareciera que no existe, cuando en verdad es practicada cada día y a toda hora.

El gran Leonardo da Vinci sentenció: “Verdaderamente el hombre es el rey de los animales, pues su brutalidad supera a éstos”, pensamiento que desnuda al ser del hombre y que aun en este tiempo no se ha podido superar, pese al extraordinario desarrollo de la sociedad.

La vocación de los hombres para someter a otros a su poder, llevó a Karl Kautsky a desarrollar el siguiente pensamiento: “Cada vez que los campeones de la libertad y de la igualdad han obtenido la victoria, han transformado siempre sus victorias en bases para una nueva opresión y desigualdad, dando por resultado el surgimiento inmediato de nuevos combatientes por la libertad e igualdad”.