Batalla de Tambillos

El botín tomado en Canchas Blancas fue abundante: 480 caballos, 250 mulas y 300 burros, 690 rifles con sus bayonetas, morrales con municiones, bultos con municiones, barriles de pólvora, 4 cañones en buen estado, otras piezas de artillería, cargas de trigo, papa, charqui, porotos, garbanzos, harina de trigo y de maíz, sal, carretones de 4 ruedas con sus respectivas mulas; y, como consecuencia de esta batalla los chilenos dejaron 330 muertos y 400 heridos.

La documentación tomada fue de mucha importancia, como planos de la zona y de los caminos de Cotagaita a Potosí, de Potosí a Sucre y hacia la frontera con Brasil y Paraguay; también se tomó cantidades de folletería y volantes alusivos a la Guerra de la Triple Alianza contra el Paraguay para aleccionar a los paraguayos contra la Argentina, a la que los chilenos pensaban atacar con la supuesta ayuda de paraguayos y bolivianos, según la declaración de un prisionero moribundo de nombre Jorge Donoso Amustegui.

Después de la victoria lograda en Canchas Blancas, formularon los planes para proseguir la campaña, y cumplir la instrucción de seguir a Calama, donde una fracción de la V. División se internó hacia el Litoral, conducida por el Cnl. Rufino Carrasco, que igual que en Canchas Blancas realizó una proeza digna de realce, en el enfrentamiento en Tambillos el 6 de diciembre de 1879, entre el Escuadrón de Francotiradores y la guarnición chilena que ocupaba San Pedro de Atacama, formada por una patrulla del batallón Granaderos a Caballo al mando del Tte. Emilio Ferreira.

“El 3 de diciembre tomaron Chiu Chiu, de allí emprendieron hacia Calama primero y hacia Atacama después, ante la superioridad numérica del enemigo. En el desfiladero de Tambillos, entre Calama y San Pedro, derrotaron a dos regimientos chilenos, dejando más de un centenar de bajas entre muertos, heridos y prisioneros”.

El Cnl. Carrasco dice: “El 23 de noviembre se me ordenó marchar con mi unidad a ocupar Chiu Chiu, Calama y San Pedro de Atacama. Mi escuadrón constaba de 70 plazas de francotiradores, la mayor parte hijos de Sud Chichas, que portaban sus propias armas y algunos montaban sus propios caballos”.

“El 25 llegamos al Tropichal. En este punto teníamos una avanzada de indios armados. Escogí 20 de ellos y los agregué a mi destacamento, para que sirviesen de bomberos y telégrafos ambulantes. Hicimos noche en Viscachillas, al pie de la cordillera occidental. Había huellas de incendio y de otros destrozos hechos por los chilenos en esta Posta. El 29 arribamos a lo más alto del paso de la cordillera. Hicimos noche en la Posta de Tapaquilcha, que también estaba incendiada…”.

“El 1º de diciembre tomamos un camino extraviado. El día 2 acampamos 8 leguas antes de Chiu Chiu. Tuve noticias de que él estaba guarnecido por 80 cazadores chilenos a caballo. Nos acercamos en la tarde. Organicé mi gente en cuatro grupos… Entramos al pueblo a las cinco de la mañana. Rodeamos el cuartel sin ser sentidos, pero el Comandante francés Bugner, Jefe de plaza del ejército chileno, se había retirado dos días antes.”

“Se tomaron dos chilenos y sus mujeres. Nombré autoridad local al único boliviano que encontré allí. Decidí tomar Calama por sorpresa, cuando aparecieron tres chilenos que venían en avanzada. Uno cayó muerto, otro herido, pero el tercero, bien montado, fue a dar aviso de nuestra presencia a Calama. A las 12 leguas, en mi costado izquierdo, apareció otra avanzada chilena en la Posta Santa Bárbara. Teníamos enemigos por todas partes. Bugner que volvió a Chiu Chiu, se puso a perseguirme.

“El 11 de diciembre llegamos a San Bartolo. Un distinguido caballero me proporcionó un alfalfar, 20 juegos de herrajes y carne fresca. Allí volví a dividir mis hombres en cuatro fracciones de 14 cada una. Descendimos una falda y penetramos en una quebrada. Recibimos de súbito otra descarga, seguida de fuego nutrido. El enemigo había elegido este lugar llamado Tambillo, para tendernos una emboscada”.

“Ordené a Moscoso que su fuerza echara pie a tierra y se desplegara en guerrilla. A Patiño que cargara a caballo conmigo. Al descender un estrecho de la quebrada, recibimos otra descarga que mató al Teniente Desario Alfaro, al Sargento Juan de la Cruz Cabrera e hirió en el brazo al mayor Ayaviri matando su caballo”.

“Después de 20 minutos de combate, se desalojó de sus posiciones al enemigo, tomándose 10 prisioneros, 18 rifles, 17 espadas, 26 animales, monturas, vestuario y munición. Marchamos hacia San Pedro de Atacama. A las 8 entramos en la población. Se nombró Corregidor a José N. Navarro, De San Pedro pasamos a Toconao, 8 leguas más al sur”.

“El 10 remití los prisioneros a Sud Chichas. El 13 se ejecutó al indio Javier Toroco convicto de traidor a la Patria y enemigo acérrimo de sus hermanos. De allí regresamos a la capital de Lípez, volviendo a cruzar la cordillera. Di parte de mi misión diciendo que el General Campero nos había abandonado completamente. El oficio fue a dar a Potosí y fue publicado por bando”.

Realmente resulta injusto que los bolivianos no demos la importancia y el merecido valor a las dos victorias referidas: Canchas Blancas y Tambillos, como siempre, enalteciendo el orgullo del usurpador que se abanica de tener el ejército que no conoce la derrota, siendo que los bolivianos hemos tenido comportamientos heroicos infringiendo derrotas a los chilenos, con pérdidas cuantiosas. Como en este y otros casos, los intereses privados camuflados en el poder han ocultado nuestras victorias o han tergiversado los hechos y han provocado derrotas, en desmedro de la dignidad y patriotismo del soldado boliviano.

Por eso, es necesario que se escriba la nueva historia de aquella nefasta aventura araucana en nuestro Litoral, estudiando a profundidad los acontecimientos, resaltando la valentía y el sacrificio de los que concurrieron a defender la heredad nacional que muchos prohombres traicionaron. Monumentos recordatorios deberían levantarse en San Lorenzo de Tarija y en Tupiza, de donde eran oriundos los héroes de las gestas referidas y que el ejército y el pueblo realice homenajes solemnes recordando esas batallas heroicas.

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