Una pizca de populismo

Fernando Collor de Mello fue destituido de la presidencia de Brasil en 1992 acusado de haber desviado 1.000 millones de dólares.

Han pasado veinte años y ahora Petrobrás tiene activos con precios inflados en 34.000 millones de dólares durante el gobierno del PT, pero no hay peligro inminente de una destitución de la señora Dilma Rouseff.

Como primera observación del caso brasileño se podría decir que el ser populista no es que te ayude a ser corrupto, pero te hace las cosas más llevaderas.

Collor de Melo había sido el privatizador, mientras que Lula de Silva y Dilma Rouseff, según la propaganda que hacen de sus gestiones, “sacaron de la pobreza a millones de brasileños”. No se habla de los brasileños que, a su vez, pasaron de ser millonarios a ser multimillonarios en ese mismo periodo.

Si se toma Venezuela, la cuota de populismo usada por el gobierno chavista, del titular y de su pupilo, ha servido quizá no para justificar, pero sí para que la destitución no sea tan inmediata ni inevitable como fue en el caso Collor de Melo.

Y lo que está haciendo ahora Maduro con los dólares preferenciales inventados para importar alimentos, es crear una burguesía rápidamente enriquecida, a último momento, como preparándola para un exilio llevadero y muy cómodo.

Hay otra constante. Cuando la situación económica del país no está muy bien, los controles, las instituciones de vigilancia parece que estuvieran más atentas y fueran más celosas.

Michelle Bachelet enfrenta ahora una tormenta política en Chile porque su hijo hizo un negocio que le permitió ganar cinco millones de dólares en pocos días. No renuncia al cargo, pero su popularidad ha caído tanto que debe pronunciar la palabra renuncia.

El hijo de la señora Bachelet es un papanatas en comparación con los corruptos de los países de la región. Pero vive en Chile, donde las instituciones son más sólidas.

En Bolivia, en un solo fondo, desaparecieron 615 millones de dólares. En una planta de YPFB, la de Río Grande, el sobreprecio fue de 180 millones. La lista es muy larga y multimillonaria.

El gobierno boliviano dice que sacó de la pobreza a 20% de la población. La estadística debe incluir que en su gestión la importación de cajas fuertes domiciliarias creció de 3 millones de dólares anuales a 20 millones.

La corrupción, mezclada con un poco de populismo, es más llevadera.

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