Juan Bautista del C. Pabón Montiel
Jorge Villanueva Suárez (Villas) tomó el cíngulo de la soledad, se enclaustró hace una década entre las sayañas difuntas, la orquesta del subtrópico yungueño compuesta por venerables grillos, de los que en la noche, su tradicional cri-cri desespera hasta que el sueño nos lleva al paraíso de las memorias. ¿Por qué Jorge se recluye sin una aparente explicación normal?
Aquí ensayamos algunas respuestas; para rociarle en vida a Villas con los elogios merecidos, con una comprensión del que es digno el periodista, el artista plástico y finalmente el amigo leal.
Los humanos, con capacidad de asombrarnos, inquirimos, buscamos respuestas al porqué de nuestras existencias. Entonces, las respuestas no llegan, porque no son fáciles, ante el silencio de las mismas. No podemos vivir sin pagar las grandes deudas con la vida, que no son de metal, llámese oro, plata o dinero corriente. Jorge Villanueva Suárez ha buscado y encontrado el auto exilio, para la reflexión, para el análisis. Encerrado entre las vertientes de Chulumani, se pregunta: ¿por qué no hay lectores para la prensa seria? ¿Por qué no leen los viejos y los jóvenes? ¿Por qué se vende más el morbo policial?
“Villas” fatigado recurre a la elocuencia de la caricatura: para lograr el objetivo (*): inquietar a un tipo de prensa o un programa o noticiero televisivo, para que no recurran al subjetivismo crónico de la noticia truculenta o la visión de alarma del asalto, crimen, robo, la violación que es el pan del día. En la sagrada comunión del almuerzo, tenemos en la Tv, cual entrada o postre, la sangre o la figura de una mujer desnuda. No hay comunicación, no se habla entre padres e hijos, estamos embobados o con el noticiero o el celular que lo tenemos como una necesidad vital.
¿Estamos comunicándonos o simplemente hablando? ¿Cuál es la diferencia entre lo uno y lo otro? Se cierra el tiempo; empuja a un calabozo existencial, la ausencia de respuestas llevándonos al límite de ingresar a lo irracional. Es el arte de pensar, de filosofar. Si no hay lectores, menos habrá pensadores y, por lo tanto, guías que lleven a los pueblos, a las juventudes a derroteros bien encaminados. La juventud nos está reemplazando a ciegas.
¿Estamos huyendo, en tanto y cuanto nos recluimos ante el fantasma de la publicidad, del nomeimportismo o el quietismo?
¿Qué hacemos con las bibliotecas, sin lectores? ¿Es que la cibernética y el Internet han superado la capacidad de ubicarnos?
¿“Villas” está huyendo, evadiéndose de una realidad lacerante o, en su celda solitaria busca respuestas que afuera no se las encuentra? Jorge en su humildad y simpleza se cuestiona febrilmente: No se sonrojan, no se avergüenzan por la crítica que les formulamos; no escapan, ante los adjetivos de los columnistas, colaboradores de prensa que a diario les señalamos sus gravísimos delitos contra la moral, las leyes de Dios y del hombre.
O, simplemente no leen, ¡o la vida política se ha vuelto un bandolerismo insoportable al que debemos unirnos o perecer la gente honrada...!
El presente ensayo es un intento por descubrir algunos misterios y acogernos a otras insondables e impenetrables maravillas, las del pensamiento humano. A Jorge Villanueva Suárez, persona de grandes sorpresas y matices, difícilmente se le puede entender muchas facetas de su personalidad única e irrepetible. Generoso en sus juicios, noble en sus recursos estilísticos, grande para soportar las tundas de la falsedad, de la mitomanía que tiene el rango de Estado en el país.
Insistimos, “Villas” es un niño hipersensible -hacemos votos para que siga siendo así-, de sus grandes ojos nace la sorpresa de un mundo en una vorágine que parecería que se va al abismo, y no hacemos un solo gesto o movimiento para intentar cambiar nosotros, para que la transformación sea un “sígueme”, no un reclutamiento cuartelario o un “cambiando sin cambiar”.
En un momento, nos encontramos buscando o siguiendo a la nada; en un callejón al estilo de Jean Paul Sartre, en un existencialismo voraz que nos consume, sin respuestas.
Final: este comentario es una introducción a un perfil psicológico del amigo periodista; un homenaje en vida a su capacidad creadora e -inclusive- a su retiro espiritual en nuestro Chulumani. Nuestras disculpas por las equivocaciones en un intento por desentrañar las realidades y vivencias del mundo de hoy y entender a personalidades del arte y la maravilla de vivir.
(*) Caricatura de “Villas” en la Revista “La Guía” de los domingos del matutino nacional EL DIARIO.
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