Sugerencias a la Cumbre

De nuevo con la Cumbre Agropecuaria que ya está muy próxima, dejaré el recuento histórico que realizaba sobre la batalla del último siglo y medio por parte de los cruceños, para constituirse en el abastecedor de alimentos a la parte andina del país, para una próxima ocasión.

Por la limitación de extensión que tengo para esta columna, me referiré muy puntualmente a las propuestas.

1.- Generar condiciones políticas y administrativas claras y coherentes, para permitir que los productores desarrollen el potencial productivo que tiene el país en el futuro inmediato. Dos antecedentes históricos son la Ley Pública 480 de los Estados Unidos de América que convirtió a este país, desde su promulgación hace más de 50 años, en el proveedor mundial de alimentos y la PAC europea que permitió a los países de la Unión, lograr un alto grado de autosuficiencia alimentaria.

2.- Política monetaria. Retornar al bolsín con una tasa de cambio flexible que permita a los productores tener una tasa de cambio para competir en los mercados internacionales. Eliminar las restricciones a las exportaciones agropecuarias.

3.- Generar las condiciones de seguridad jurídica sobre la tierra y las propiedades agropecuarias, que los productores demandan desde hace una década. Devolver a sus dueños las propiedades avasalladas, sancionando a los que las tomaron.

4.- Lo anterior requiere: i) dar por concluida la Ley de Reforma Agraria que ya tiene 62 años de promulgada y todas las leyes posteriores que la modifican y que son la causa de la inseguridad jurídica señalada; ii) desarrollar en su reemplazo un sistema de catastro rural que, como en el ámbito urbano, garantice el derecho propietario y la inversión realizada en las tierras, manteniendo el límite de propiedad rural en 5.000 Has. para evitar el acaparamiento.

5.- Generar un Fondo de Inversión Pública, a definirse en la reunión de la Cumbre, tal como se ha hecho recientemente a favor de los cooperativistas mineros con objeto de apoyar los requerimientos de los productores, en función a metas productivas quinquenales establecidas de manera conjunta entre productores y gobierno. Las líneas de crédito, sin embargo, serán manejadas por el sistema financiero público y privado.

6.- Permitir que los productores definan las líneas productivas en función al mercado nacional e internacional.

7.- Poner en marcha un Programa de Inversión Pública, aprovechando la experiencia de proyectos tales como el “lowlands” que permitió la ampliación de la frontera agrícola para el desarrollo de la soya y otros cultivos comerciales. Una prioridad de este programa sería la inversión en proyectos de propósito múltiple: agua potable, riego y energía, considerando los problemas de cambio climático actuales y futuros que vaticinan sequías en varios países. Analizar la reciente propuesta peruana para encarar un programa ambicioso de construcción de represas para riego.

El otro componente: caminos rurales.

8.- Establecer líneas claras de acción para el manejo ambiental, con una prohibición de 5 años, extensible a 10 años de cero deforestación. El país ha deforestado en los últimos 50 años una extensión suficiente que hace innecesaria más pérdida de cubierta forestal.

9.- Establecer un Comité de Seguimiento conformado por los ministerios de Desarrollo Rural y Tierras, los representantes de las gobernaciones en los departamentos involucrados, para evaluar periódicamente los avances del programa en sus diferentes componentes.

Mantener estas líneas de acción y otras adicionales que surjan en el foro por un período mínimo de 10 años. El desarrollo agropecuario no es un tema de corto plazo como lo demuestra la experiencia de los últimos 50 años.