Aníbal Leopoldo Mansilla Peñaloza
La Escuela Allyu de “Warisata” es considerada una de las obras educativas más revolucionarias e innovadoras en materia pedagógica y pese haber surgido en la década del 30, en la actualidad su concepción política y filosófica está en plena vigencia en la Ley 070 Elizardo Pérez – Avelino Siñani. Aquellos viejos postulados de la Escuela Ayllu hoy son las bases más relevantes que inspiran y sustentan la nueva orientación de la educación boliviana.
La Escuela Ayllu por tener en su planteamiento raíz y esencia socio comunitaria productiva fue considerada uno de los primeros movimientos de reafirmación de la identidad de los pueblos originarios al buscar la recuperación y desarrollo de la cultura propia; este hecho escondía en lo profundo el germen de la redención de los pueblos colonizados que estoicamente soportaban una aguda subyugación y explotación.
Por esta razón, la Escuela Ayllu, como relata Carlos Salazar Mostajo en su Obra “Warisata Mía”, fue cuestionada y combatida por terratenientes de la época, habiendo transcurrido diez años de lucha constante entre mantenerla o destruirla. Finalmente Warisata perece en 1940, cuando el Parlamento falla en contra de la Escuela Ayllu, siendo desbaratada y destruida la obra de Elizardo Pérez y Carlos Salazar Mostajo.
Más tarde, tras la caída del presidente Germán Busch, se arremete contra los pocos Núcleos Indigenales subsistentes, sus directores son destituidos, las escuelas saqueadas, los estudiantes perseguidos; lo más atroz ocurre en el núcleo de Casarabe, donde decenas de estudiantes son asesinados bajo el argumento de ser células subversivas.
Mientras esto ocurre en Bolivia, otros pueblos valoran la obra de la Escuela Ayllu de Warisata, cuyo modelo es aplicado en México, Perú, Ecuador, Guatemala, inclusive Venezuela y Colombia, países donde adecuan y desarrollan políticas educativas bajo esta visión.
Cabe recordar que la experiencia pedagógica de Warisata tuvo esencialmente una organización comunitaria, su enfoque sustentaba el trabajo cooperativo, vinculaba la escuela a las prácticas de la vida, configuró el aula como un espacio para desarrollar aprendizajes útiles y pertinentes. En lo social, generó la participación directa y determinante de la comunidad en la conducción y definición de políticas educativas acordes a su realidad, es decir, bajo la concepción filosófica de Warisata. La escuela ya no era el recinto aislado donde se trabajaba con base en esquemas extraños, sino se pasó al plano de pensar y actuar con ideología propia.
Resulta importante reflexionar sobre esta experiencia educativa liberadora que fuera asfixiada en el pasado y que hoy resurge en la nueva Ley 070 junto a las teorías desarrolladas por Vigotsky y Paulo Freyre, cimentando así las bases de la nueva Educación Comunitaria; sin embargo corresponde aclarar que los educadores del país aún se muestran escépticos por considerar que existen distorsiones a la filosofía de la Escuela Ayllu en los aspectos administrativos, curriculares, metodológicos y el proceso de evaluación, exigiendo introducir cambios para viabilizar una educación consensuada que tenga aceptación de la ciudadanía y el Magisterio.
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