Propaganda electoral, saldo de campaña sucia

Es un hecho repetido luego de cada proceso electoral: los partidos políticos y sus candidatos que utilizaron la “canalla” de sus partidos para pintarrajear, pegar carteles y papelones, ensuciar paredes públicas y privadas, destruir el ornato público y realizar propaganda de toda laya para conseguir el objetivo de “votos para su mandante”, al término de los procesos, ninguno de ellos recuerda que debe limpiar letreros, reconstruir lo destruido, borrar carteles, limpiar muros y paredes de propiedades públicas y privadas. No, nadie se acuerda y prima en ellos el principio: “Que la Municipalidad lo haga”.

La verdad es que, por propia responsabilidad, decencia y conciencia, los partidos políticos y sus diversos candidatos, deberían preocuparse por corregir sus yerros, limpiar las ciudades y mostrar que, efectivamente, respetan y consideran al pueblo que votó por ellos. Falsa premisa y esperanza de la colectividad porque ninguno de ellos muestra la conciencia debida para cumplir un deber que debería ser sagrado.

Los procesos para el 12 de octubre y el 29 de marzo han proliferado en excesos propagandísticos porque se ha pintarrajeado las ciudades, especialmente la sede de gobierno, con propaganda alusiva a los candidatos, sin faltar algún caso en que el insulto procaz ha sido la característica. Lo lamentable es que los “beneficiarios” o candidatos y adeptos no han mostrado un mínimo de respeto y consideración por la población y han invadido, como plaga de langostas, todo sitio para ensuciar, afear, destruir sitios posibles para la propaganda.

Si los candidatos que han triunfado asumirán cargos importantes en las gobernaciones y los municipios actúan conforme a la propaganda que han hecho -sucia, absurda, procaz, deprimente, ignorante, malcriada y desconsiderada- seguramente en sus obras mostrarán la misma conducta. Ojalá que no sea así y, para empezar, renuncien a la soberbia que, en grado muy alto, se les aumentará por haber conseguido situaciones de poder-.

Efectivamente, al final se llegó a la conclusión de que los municipios deberían limpiar todo, utilizando los montos de multas que hayan pagado los responsables del afeamiento de las urbes; sin embargo, aún hay expectativas sobre si todos los partidos cancelarán las multas o alguno haya contado con preferencias en los montos fijados; en fin, habrá que esperar que efectivamente sean los partidos y candidatos los que corrijan su grave yerro que pudo evitarse tan sólo utilizando espacios destinados a publicidad y propaganda fijados por los municipios.

Sería muy conveniente que las organizaciones partidistas aprendan principios de respeto a la colectividad y eviten ofender con propaganda absurda, que nada bueno dice, que es chabacana y fuera de lugar; que ellos honren al pueblo cumpliendo todo lo que prometieron.