Entregó su vida a la defensa de la libertad de expresión

Lejos de la galería de notables, ha partido Juan León Cornejo

Por: Franz Reynaldo Chávez


JUAN LEÓN: INCANSABLE DEFENSOR DE LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN. (FOTO:ANF)

ANP – Hasta exhalar el último aliento, ayer jueves a las 10.00, Juan León Cornejo entregó su vida a la defensa de la libertad de expresión sin obtener el reconocimiento para ingresar en la galería de notables, pero con la satisfacción de haberse convertido en referente para el periodismo boliviano y las nuevas generaciones de profesionales.

Como Juan Javier Zeballos (1943-2011), otro de los grandes cultores de la palabra libre y forjada en la ética y los principios, León (1942-2015) escribió el medio siglo de trabajo periodístico lejos de los galardones reservados para otros.

Zeballos y León dedicaron su esfuerzo a defender la libertad de expresar ideas, de pensar y opinar sin ataduras. Ambos ocuparon, hasta el final de sus días la Dirección Ejecutiva de la Asociación Nacional de la Prensa (ANP).

En ambiente de tinta y tipografía del desaparecido periódico Presencia, en el exilio por la “beca Banzer” de los setenta y en las agencias Associated Press (AP) y Ansa, vivió forzado por las circunstancias entre La Paz, Buenos Aires, Montevideo y Roma, En esta última ciudad nació Romina, la primogénita del matrimonio con Daysi Vacaflor.

Por el azar de la política, a León le tocó cargar con el calificativo de “terrorista” mientras buscaba refugio en el colegio católico Don Bosco de La Paz, en plena instalación de la dictadura del coronel Hugo Banzer (1971-1978), antes de salir huyendo a Argentina como perseguido político.

En innumerables conferencias recordó que el único delito cometido era el de ser periodista. En los últimos tres años, en la Dirección Ejecutiva de la ANP, sintió que la falta de libertades, aún en plena democracia, puede coartar elementales derechos a los periodistas y a los ciudadanos. Otra vez percibió que se asocia al periodista con los subversión, pero de la palabra. “Ahora nos dicen derechistas”, repetía.

Sin saberlo, León heredó los planes de Zeballos que había recomendado su nombre para continuar la edificación de la ANP como institución defensora de periodistas y medios de información.

El director del Correo del Sur, y en 2011 presidente de la ANP, Marco Dipp, se encargó de concretar esa sucesión entre dos periodistas de las aulas de Presencia, ese medio que reunió a otros notables como Juan Carlos Salazar, Humberto Vacaflor, Fernando Salazar Paredes entre otros.

Con ese deseo de cimentar la defensa de principios, escribió una de sus últimas columnas a la que tituló: Son los principios, estúpido.

Fue una suerte de apuesta contra el cáncer que minó sus energías y contra la tecnología que no era amigable con él. Esa madrugada del miércoles 4 de marzo, los bytes de su columna habían desaparecido, y la única manera de retomar esta idea y traducirla en opinión, fue abandonar la clínica y llegar con las últimas energías hasta la oficina de la ANP, en el barrio de San Miguel de La Paz.

La fragilidad corporal contrastó con su lucidez y agilidad de manos sobre el teclado, y consiguió domar los datos, transformarlos en mensaje para sacudir la conciencia de los que venden, prestan o alquilan su palabra, y convertirlo en el tirón de orejas para reiterar su lección: los principios son irrenunciables.

Fue una de las últimas acciones, como la del León indomable al pie del cañón.

 
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