Cada persona ve las cosas con el cristal que le conviene. Puede haber un objeto muy claro, nítidamente reconocible, pero uno lo ve de una manera y otros de otra. Pueden verse distintas las formas, los colores, los tamaños y eso depende de la óptica de la persona o de su interés. En política ese fenómeno es muy frecuente. Alguien puede ver un millón de personas y otro cien mil en una concentración. Uno ve un triunfo espectacular en las urnas y el rival cree que no hubo tal. Eso no va a cambiar ni en Bolivia ni en otras regiones del mundo. Ha sucedido en nuestro país a consecuencia de la votación para las gobernaciones y alcaldías, donde la gran mayoría fue testigo de un triunfo claro de los opositores, lo que le provocó sorpresa e ira al Gobierno, que guardó un prolongado silencio, acorde con el gesto adusto y áspero de S.E.
Pero aquello no duró mucho porque luego de algunos días de lamerse las heridas, el primero que en Bolivia pregonó un rotundo triunfo masista en las elecciones regionales fue S.E. Después lo corearon sus seguidores. ¿Una táctica política? ¿Una estrategia para convertir en victoria una derrota? El hecho es que dejó a todos con la boca abierta cuando afirmó que el MAS se había llevado la mayoría de los municipios y asambleístas en una elección triunfal. No quiso ni mencionar por su nombre a Soledad Chapetón, la alcaldesa electa que arrasó en El Alto. Sólo con esa votación alteña, más la de Patzi y Revilla, es suficiente para ganarle en votos a todos esos municipios de 500 o 1.000 habitantes que S.E. exhibe con tanta fruición en La Paz, donde en algunas mesas sólo hubo candidatos masistas. Ganó el MAS corriendo solo.
Ahora resulta que los perdedores afirman que los opositores sólo ganaron las gobernaciones de La Paz y Santa Cruz. Y que el MAS se impuso en Cochabamba, Oruro, Potosí y Pando. Y que ganará la segunda vuelta en Chuquisaca, Tarija y Beni. En Chuquisaca ya se acomodaron las cifras, ordenadas sin duda desde Palacio, para que el Tribunal Electoral Departamental (TED) evite el balotaje y le dé el triunfo al candidato Urquizu, eliminando 9.000 votos adversos en un verdadero genocidio electoral. En Beni y Tarija el Gobierno apostará naturalmente todo lo que tiene, pondrá toda la carne en el asador, para ganar por las buenas o por las malas. Habrá un diluvio de “regalos” y de “inversiones” en ambos departamentos buscando el voto. Y también la Policía estará lista por si es necesario calmar ánimos adversos.
Si observamos el panorama político después de los comicios del 29 de marzo, el Gobierno está obligado a hacer todo lo que esté a su alcance y más allá, para ganar lo que queda en juego. Después de su derrota lo único que le resta por exhibir son triunfos, aunque sean fulleros, en los tres departamentos que quedaron a la espera de una decisión. Chuquisaca ya está en la bolsa del MAS, gracias al holocausto de sufragios del FRI. Ahora, en Beni y Tarija dejará hasta girones de su pellejo para que S.E. no tenga que desdecirse y pueda anunciar, oficialmente, que ganó siete gobernaciones y los opositores apenas dos.
Afirma S.E. que el único partido que existe en Bolivia es el MAS. Que es el más fuerte de todos, en lo que lleva la razón y nadie discute. Dice que no existe oposición, que sólo hay resabios del neoliberalismo. En eso está equivocado, porque si no existe una oposición estructurada como tal, S.E. no puede desconocer que existen opositores a su Gobierno y muchos. Además, los opositores, aunque ahora hayan ido por su cuenta, dispersos ciertamente, cuando se concentren en torno a un líder pasarán a ser una verdadera fuerza nacional.
Sin embargo, esos opositores regionales le están comiendo las entrañas al MAS. A tal extremo que por primera vez se puede notar nerviosismo y miedo en los oficialistas. Eso es peligroso porque los masistas, para darle contento a su jefe, pueden romper con todas las normas electorales, como ya lo han venido haciendo, pero ahora descaradamente. Total, se dirán desde el Palacio, los opositores compiten ante cortes electorales afines al Poder y denunciarán el fraude apelando ante otras autoridades que también le responden al Gobierno. El resultado no puede ser otro que la consumación del chanchullo.
Si ya está hecho el anuncio de que el MAS ha ganado siete gobernaciones, hay que poner las barbas en remojo. Luego de lo sucedido en Chuquisaca les toca el turno al Beni y Tarija. Es cosa de que los gobiernistas presionen y hasta amenacen a los del TED. Que recurran a los llamados “movimientos sociales” para que se instalen día y noche en las regiones en disputa, con viáticos y pasajes. Y de que S.E. pase su tiempo de jefe de Estado -lo que realiza desde hace meses- como si fuera candidato a gobernador. Pero por supuesto que esta vez sea candidato no para perder sino para ganar de cualquier forma. Así que los tarijeños y benianos tienen que prepararse para resistir con hombría lo peor. Al parecer veremos cosas vergonzosas en los próximos días.
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