La vida es valiosa

Lo siguiente ocurrió en una ciudad donde muchos tienen la mala costumbre de tirar la basura en cualquier parte. En las salidas de aquella ciudad se veían grupos de zopilotes buscando qué comer entre tanta basura que algunos tiraban desde sus vehículos.

Cerca de uno de esos basureros vivía un tipo que tenía un viejo pickup y se ganaba la vida acarreando bultos en el mercado y en las tiendas de los alrededores; pero era grosero y pateaba a los pobres perros y gatos e insultaba a los indigentes que rondaban por ahí. Llevaba siempre en su bolsillo trasero una pacha con guaro barato y de cuando en cuando se daba un trago; como a las 3 ó 4 de la tarde ya estaba bastante borra-cho y así conducía de regreso a su miserable vivienda.

Una tarde que regresaba más borracho que de costumbre, vio a los zopilotes comiendo entre la basura y pensó: “-Esos animales no sirven para nada, voy a acabar con ellos”. Pisó fuerte el acelerador y giró el timón para atropellar a las inocentes e inofensivas aves, que al ver acercarse al grande y ruidoso armatoste, sólo dieron un ágil aleteo y se alzaron un poco para ir hasta otro promontorio de basura y continuaron hurgando y comiendo tranquilamente.

Pero la mala maniobra hizo que el hombre perdiera el control del vehículo perdiendo los frenos y la dirección y se partió quedando la cabina por un lado y la tina por otro y terminando como un montón de chatarra. El hombre quedó enterrado entre la masa de desperdicios y gusanos, papeles higiénicos y toda clase de porquerías.

Casi ahogado por la inmundicia por fin entendió que los zopilotes no nos hacen ningún daño sino al contrario, se encargan de limpiar las porquerías que los humanos dejamos tiradas por todas par-tes.

Los humanos nos beneficiamos de todos los animales ya que cada uno de-sempeña una importante función en la Cadena de la Vida.

Moraleja: Así como nuestra vida es va-liosa para nosotros, la vida de los ani-males es valiosa para ellos.