Ciril Maldorna Rojas
El tema del ludismo infantil es muy interesante. Se presenta en la primera etapa de vida de las personas, que va de uno a ocho o hasta los diez años. No distingue etnias, culturas, situación económica, aspecto geográfico, etc. Es la edad del juego, cuando el juguete se convierte en la herramienta amiga del niño para que aprenda y conozca el mundo circundante. Si los padres o adultos nos los dotamos con juguetes, los infantes son ingeniosos para crear y fabricar los suyos, conforme a sus necesidades y posibilidades.
Hoy las empresas comerciales se encargan de su aprovisionamiento. No descuidan detalles, como son la innovación, la incorporación de la tecnología, el estudio del mercado, la publicidad que puede despertar intereses y crear necesidades en el mundo infantil. Al final el objetivo que tienen es conseguir ganancias millonarias.
Dirigiendo ahora la mirada al tema de nuestro análisis, mencionamos que en los tiempos precolombinos, en el actual territorio nacional se asentaron sucesivamente diferentes pueblos o culturas, como los vizcachanenses, primero; luego los Uru Chipayas, los Chiripas, los wankaranis, los tiwanakotas, los señoríos aymaras y los incas. Es unos veinte mil años. Sin entrar en consideraciones amplias, señalamos que los niños de las tierras altas de aquellos tiempos tenían una variedad de juguetes fabricados con diferentes materiales, dentro del ámbito familiar o encontrados a flor de tierra.
Entre los principales juguetes, clasificados conforme a los materiales, tenemos: 1) los líticos, encontrados en los ríos y en todo paraje donde desarrollaban sus actividades; eran de piedra riolita, conocida como Urqu Qala, en voz aymara; tenían forma de animales, como llamas, zorro, aves, una casa, árboles, peces y otros; 2) los de origen óseo, eran los huesos que se encuentran en las patas de los camélidos; tienen formas de personas; el más requerido estaba en el cráneo de la cría de la llama, tiene forma de un cóndor o de buitre andino; se los obtenía de animales que por diversas causas morían al nacer; 3) los de cerámica, eran fabricados por los padres de familia en arcilla y cocidos en hornos especiales; los había con forma de personas, llamados “lluqallas” (muchachos) para los niños y las “imillas” o niñas para las mujeres; eran de tamaño pequeño y miniatura; también había animales diversos, utensilios de trabajo o de cocina; 4) los de madera, fabricados de material que obtenían de los árboles de kiswara, qiñwa y otros; igualmente había de animales, aves o como instrumentos de uso diario.
Los niños jugaban en forma individual, pero sobre todo colectivamente, sea dentro de un saphi o familia y en el mismo ayllu o comunidad actual. Estos objetos de distracción, pasatiempos y aprendizajes, han desaparecido hace unos 30 años en su mayoría. En algún lugar los podemos encontrar como expresiones culturales que perviven a través del tiempo. Para conocerlos bastaría con visitar la feria de Jesús de Machaca, donde cada jueves todavía es posible encontrar las piezas mencionadas en cerámica, también en otros eventos feriales de carácter artesanal.
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