Una educación de la mente profunda

La problemática en la educación no es como a los educadores les parece que es. Creen que los estudiantes ya no quieren lo que se les ofrece. A los estudiantes se les quiere forzar a aceptar una educación irrelevante y se defienden con trastornos de la atención, con desmotivación. De este modo pienso que la educación no está al servicio de la evolución humana, sino de la producción y de la socialización.

Esta educación sirve para domesticar a los estudiantes de generación en generación, para que sigan siendo pasivos y manipulables por medios de comunicación. Esto es socialmente un gran daño. Se quiere usar la educación como una manera de meter en la cabeza de los estudiantes una manera de ver las cosas que le conviene al sistema que rige. Veo que es necesaria una educación para evolucionar, para que la gente sea lo que podría ser.

El mundo está en una crisis profunda porque no tenemos una educación para la conciencia. Tenemos una educación que en cierto modo le está robando a la gente su conciencia, su tiempo y su vida.

El modelo de desarrollo económico de hoy ha anulado el desarrollo de la persona. Para que seamos seres completos la educación tendría que ser, en lugar de una educación para la información, una que se ocupe del aspecto emocional.

Necesitamos que la educación atienda también a la mente profunda, a la conciencia misma, a aquella parte de la mente de la que depende el sentido de la vida. Se está educando a la gente sin ese sentido.

Tampoco se trata de la educación de valores porque es demasiado retórica e intelectual. Los valores deberían ser cultivados a través de un proceso de transformación de la persona, el cual está muy lejos de la educación actual.

La educación también tiene que incluir un aspecto terapéutico. El desarrollo como persona no se lo puede separar del crecimiento emocional. Los jóvenes están muy dañados afectiva y emocionalmente por el hecho de que el mercado laboral se traga a los padres, quienes ya no disponen de tiempo para atender a los hijos e hijas. Hay mucha carencia de amor y muchos desequilibrios en los niños/as. No puede aprender intelectualmente una persona que está dañada emocionalmente.

Lo terapéutico tiene mucho que ver con devolver a la persona libertad, espontaneidad y capacidad de conocer sus propios deseos. El mundo civilizado es un mundo domesticado y la enseñanza y la crianza son instrumentos de esa domesticación. Tenemos una civilización enferma.