Compra de acorazados

Con mucha delicadeza, mi socia periodística y pariente espiritual me preguntó si yo había combatido en la Guerra del Pacífico, lo cual me fastidió, contestándole que no soy tan viejo como ella suponía, pues tengo menos años de los que tendría a su difunto esposo Nemesio (Q.E.P.D.) y aún sigo bailando el Chachachá, como a ella le consta.

Mi airada respuesta motivó las reiteradas disculpas de la cholita, quien me reiteró que no quiso llamarme “achachi” sino ubicarme en un contexto histórico.

Abreviando ese diálogo, aclaré a la joven cholita cochabambina que tampoco asistí a la Guerra del Chaco porque en los años treinta aún era un niño y también porque “no me gusta hacerme de enemigos”, como me enseñó mi inolvidable amigo amauta Guillermo Escobari Cusicanqui.

Ya limadas nuestras diferencias en cuanto a nuestras edades, pregunté a mi comadritay qué asunto noticioso tenía entre manos para que hablemos de pasadas guerras, respondiendo la cholita periodista que ella andaba muy preocupada ante la noticia ya aparecida en la prensa escrita de que el gobierno del presidente vitalicio Evo Morales había autorizado al Ministerio de Defensa la adquisición de un importante lote de armas de guerra con destino a las tres Fuerzas: Ejército, Fuerza Aérea y Fuerza Naval.

Al conocer tal noticia, una sonrisa picaresca y maliciosa iluminó mi faz, pues inmediatamente recordé que los encargados de compras en tal portafolio son bastante chambones, recordando únicamente la adquisición de unas barcazas con destino a la Fuerza Naval que nunca llegaron a Bolivia a pesar de su elevado coste; ese instante me toqué la cabeza diciendo socarronamente: “tocaré madera para que no vuelva a suceder lo mismo.”

La cholita nacida en Quillacollo me expresó su preocupación y pasó a contarme que en su investigación periodística había llegado a averiguar que entre las adquisiciones con destino a la naval se anunció la compra de dos acorazados, lo cual provocó mi caída de trasero ante mi sorpresa y admiración.

Macacha me levantó del suelo prestamente y antes de que me viniera un soponcio, me preguntó qué son los acorazados.

Para no enredar más la cuestión, expliqué a mi comadritay que el acorazado es un barco de guerra dotado de cañones.

Al saber de esta feliz determinación de adquirir para nuestra Fuerza Naval dos acorazados, ella me sacó a bailar la conocida Cueca “Viva mi Patria Bolivia”, después de lo cual nos pusimos a conversar acerca del mejor lugar para que pudieran surcar en las aguas nuestros primeros acorazados, preguntándonos: “¿será el Lago Titicaca, o será el Lago Poopó…?”.

Ensueño y fantasía que ojalá llegaran a ser realidad en nuestro feliz Estado Plurinacional y Folclórico.