Del Libro de Eclesiastés

Ay del país que tiene por rey

a un niño inexperto,

y cuyos gobernantes sólo se dedican a los placeres,

desde la mañana a la noche.

Feliz la tierra

que tiene por rey a un hombre de noble estirpe,

y cuyos gobernantes comen a su tiempo,

no por placer, sino para nutrirse.

Por la negligencia, se cae la techumbre,

y por la pereza se forman goteras.

El pan se hace para gozarse,

el vino para alegrar la vida.

El dinero da para todo facilidad.

No digas mal del rey,

y ni aun lo pienses;

porque en la alcoba donde duermes

puede haber un pájaro que te oiga,

y refiera luego tus palabras.