El primer ministro de Nepal, Sushil Koirala, ha declarado ayer que el número de fallecidos por el terremoto del pasado sábado podría superar los 10.000. El último balance de las autoridades informa de más de 5.000 fallecidos y más de 7.000 heridos, pero todavía falta por conocer la cifra de numerosas aldeas remotas que se han visto gravemente afectadas por el sismo de 7,8 grados que asoló el país.
Además, una nueva avalancha en Rasuwa, al norte del país (una popular zona de trekking) ha dejado unos 250 desaparecidos, según ha informado ayer el gobernador del distrito. Entre ellos, ha indicado, puede haber turistas extranjeros. “Esta área se encuentra en un parque natural, que es popular entre los turistas. Estamos tratando de rescatarlos, pero el mal tiempo y las lluvias obstaculizan los esfuerzos”, ha declarado el gobernador, Uddhav Bhattarai, a Reuters, publicó EL PAÍS.
En Katmandú, la población intenta volver a la normalidad. Ayer han vuelto a circular los autobuses, hay algunos comercios abiertos y de momento no hay desabastecimiento de comida (básicamente se puede conseguir arroz y fideos) ni de agua. Los ciudadanos que tienen familia en otras zonas afectadas por el terremoto sufren la incertidumbre de no tener noticias de ellos. De hecho, ahora mismo lo peor puede estar en las áreas rurales más inaccesibles.