Feliz triple feriado

Cuando mi reportera y pariente espiritual me anunció que mañana “impajaritablemente” se celebraría el “Día del Trabajo”, fruncí el ceño al comprender mi doble condición de empleador y empleado, pues tengo bajo mis órdenes a una cholita de Quillacollo y al mismo tiempo presto mis servicios a varias empresas periodísticas, adoptando la primera, pues mi fino olfato me avisó que en esta época vienen los pliegos de peticiones a favor de los empleados y asalariados.

Con tono energético, cual corresponde a un patrón, comuniqué a mi empleada que previamente me explicara el significado del vocablo “impajaritablemente”, que no figura en mi léxico habitual, respondiendo la cochala que tal palabreja quería decir inobjetablemente y que no me hiciera el gil porque ella me conocía demasiado por los varios años que trabajamos y nos divertimos juntos cuando llega la ocasión.

En inteligente maniobra dije a la cholita que me parecía prudente esperar las disposiciones gubernamentales al respecto y que serían anunciadas por el Presidente Vitalicio del Estado Plurinacional y Folclórico de Bolivia.

Un poco a regañadientes, mi comadritay aceptó postergar su petición, previniéndome que recurriría al Ministro de Trabajo ante cualquier incumplimiento de mi parte.

Para dulcificar las cosas, dije a Macacha que soy muy delicado de esa parte, respondiendo mi empleada periodística que ella ya lo sabía, aunque más correcto sería decir “que ya lo presumía…”.

Postergado el conflicto salarial, pregunté a la cholita cochala si conocía al nuevo Ministro de Trabajo, respondiéndome: “claro que lo conozco, es un señor Trigoso y está clasificado en mi agenda periodística como uno de los ministros más radicales y socialistas que tiene Evo…”, lo cual me dio cierto temor acerca de su actuación futura, cuando las papas quemen.

La novel y astuta periodista quiso conocer mi posición acerca del problema social que también se plantea en nuestro país, a lo cual respondí que aquél es bastante grave, pues casi todos los problemas el gobierno los resuelve rápidamente a favor de los trabajadores, sin consultar jamás al sector empresarial, refiriéndome sobre todo a los beneficios económicos que deben pagar los empresarios “ipso pucho”, latinajo latino y criollo que quiere decir “sobre el pucho”, o sea “sobre la marcha”.

Con su habitual astucia, la cholita me pidió un mensaje a los trabajadores jóvenes como ella, y tuve que recurrir a unos versos que aprendí en mi colegio San Calixto y que hasta ahora los repito cada que llega la celebración del Día del Trabajo; dicen así, si mi memoria no me falla ahora que tengo 86 pirulos: “trabaja, joven, sin cesar trabaja, la frente honrada que en sudor se moja, jamás ante otra frente se sonroja, ni se rinde servil a quien la ultraja…”. Mi comadre Macacha derramó unas lagrimitas ante mi exhortación y me prometió trabajar bajo mis instrucciones antes y después de este Primero de Mayo, fiesta del Trabajador que celebraremos con “buen entusiasmo” durante tres días seguidos, olvidándonos de los desocupados, de los profesionales recientes y de millones de ciudadanos bolivianos que deambulan por las calles de nuestras ciudades.

Macacha exclamó: “soy feliz porque tengo trabajo, porque mañana el presidente Evo ordenará que me aumenten el sueldo y porque pasado mañana Evo también ordenará el segundo aguinaldo por Navidad”.