La crisis la deben pagar los trabajadores, este es el mensaje del Gobierno, que comenzó a despedir y forzar la jubilación de los trabajadores y facilitar mayor explotación laboral a favor de los empresarios. Sin duda, se avecinan días sombríos para la clase trabajadora, según sostiene el Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (Cedla).
El Día del Trabajo encuentra al país sumido en la incertidumbre sobre la suerte de la economía en el presente año, debido a los persistentes indicios de decaimiento de la actividad productiva en muchos sectores y regiones.
Esa sensación se ve agravada en el caso de los trabajadores, por la creciente amenaza de cierre de las fuentes de trabajo de miles de obreros, amenaza que ya ha empezado a materializarse en dos casos emblemáticos: Huanuni y Enatex, empresas estatales que han iniciado la reducción de la plantilla laboral mediante la jubilación forzosa y el despido, afirma el Cedla.
Ese dramático escenario se completa con la imagen de la penuria de numerosos sectores sociales, como los productores agrícolas afectados por la inundación de mercancías de contrabando o por desastres naturales que han malogrado sus cosechas.
Paradójicamente, las autoridades de Gobierno persisten regodeándose y repitiendo el anuncio de que Bolivia ocupará el primer lugar en la región en términos de crecimiento económico, como si se tratara de un conjuro que alejaría los negros nubarrones de la crisis internacional, sostiene el documento divulgado ayer por el Cedla.
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