Hay mucha preocupación en la comunidad nacional por el casi abandono en que se encuentra Enatex, empresa textilera que debió administrar debida y eficientemente el Gobierno y que, por el cierre del ATPDEA con los Estados Unidos, vio anulado ese importante mercado que, prácticamente, adquiría la mayor parte de la producción de esta industria que llegó a contratar hasta cuatro mil trabajadores.
Enatex vio su salvación con el anuncio del Ministerio de Desarrollo Productivo de un préstamo a largo plazo de 20 millones de dólares que debieron ser desembolsados para cancelar obligaciones sociales y compra de materia prima; pero el Ministro de Economía desahució esa posibilidad financiera, alegando que “el ministerio no tiene dinero para esos fines”. Este hecho determinó que los trabajadores anuncien la adopción de medidas extremas.
El problema es grave y muestra hasta qué punto hay contradicción en las políticas económicas gubernamentales que anuncian la otorgación de un préstamo importante que, luego, es negado por otro ministro. El problema es bien conocido por el Gobierno, que sabe qué medidas se debe adoptar; abrir negociaciones con el gobierno de los Estados Unidos para “rehabilitar” el acuerdo del ATPDEA, conseguir nuevos mercados en el Brasil, cobrar deudas como las de Venezuela, comprar materia prima, rehabilitar maquinaria con los debidos repuestos y, sobre todo, contar con una administración eficiente, honesta y responsable.
Es urgente, por otra parte, que el Gobierno se convenza de la inutilidad de confiar la dirección de empresas productivas a organizaciones gubernamentales, ya que para tener un trabajo productivo, disciplinado y eficaz, deben contar con la participación del sector privado; esto implicaría que se incluya en los procedimientos accionarios a empresarios privados que luego tengan a su cargo la administración de Enatex.
Será preciso, por otra parte, evitar que la poca producción existente en los almacenes de Enatex sea vendida a ínfimos precios que son más bajos que los costos de producción, tan “sólo para lograr efectivo que sirva para atender las necesidades más prioritarias”. Esta medida de pignorar a precios regalados la mercadería es contraria a todo principio económico y sienta precedentes funestos para el futuro, especialmente si se tiene conciencia de que esas “ventas de regalo” no solucionan los problemas sino que, al contrario, empeoran la situación de la empresa.
Enatex, importante compañía privada que pasó a la administración del Gobierno, no puede ni debe ser cerrada; al contrario, debe ser reestructurada conforme a estudios muy claros, serios y responsables, porque su cierre implicaría sentar precedentes muy dañinos para la industria nacional y, además, automáticamente desalentaría cualquier inversión a realizarse en el futuro inmediato. Finalmente, los ministros del Gobierno tendrán que actuar sin contradicciones y siguiendo políticas coherentes y realistas.
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