Punto aparte
Cuando se intenta efectuar cambios y ajustes, cualquiera sea su índole, lo que se busca es mejorar lo que se tiene, con mayor razón cuando se trata de un servicio público de enorme trascendencia pública, como es el de la televisión en La Paz y El Alto.
Con total falta de respeto al público, Cotel realizó en las últimas semanas un revoltijo total en la grilla de su servicio de televisión. Es tan grave lo ocurrido o peor todavía, que ahora su programación televisiva no tiene orden ni concierto.
Desde que estableció Cotel el servicio de televisión, impuso un ordenamiento en la grilla que guardaba cierto orden y una racionalidad apropiada, como sucede en otras ciudades del propio país, con mayor razón en el exterior.
Empezaba con los programas infantiles, a los que los niños tenían la facilidad de acceder sin percance alguno. Después, era apropiada la ubicación de los canales, para los jóvenes y, por último, para los adultos.
La grilla actual carece de ese ordenamiento, los canales dirigidos a cada uno de dichos sectores de espectadores han sido mezclados de la manera más absurda. Peor aún, en varios sectores urbanos se dejó de captar las señales, en otros casos las imágenes son deplorables.
Un sector de televidentes que debe merecer el mayor respeto de Cotel, como es el de las amas de casa, se halla actualmente en completo desconcierto. No sabe cómo encontrar los canales de su preferencia, por la mescolanza que se introdujo en la grilla.
Ocurre que tan pronto aparece un canal con programación infantil, como otro de origen externo y así sucesivamente. Después de cierto rato, la situación se torna completamente anárquica, porque no hay la regularidad que existía hasta antes de alterar la grilla tan torpemente.
La situación parece estar manejada por gente que nada tiene que ver con lo que es una programación televisiva. Causa la impresión de que los cambios los hicieron los porteros o personal de servicio de Cotel. En ningún caso, los expertos que debe tener en la materia.
Se observa, asimismo, que se pretende direccionar los canales para imponer la preferencia de los televidentes. En ello se puede incluso suponer que existe alguna intencionalidad política o comercial.
Han desaparecido varios canales internacionales que gozaban de preferencia en la audiencia, por la calidad de sus programas o por las innovaciones que introducen con frecuencia.
Por estas enumeraciones concretas, se puede presumir que en La Paz y El Alto, por lo menos, se pretende aplicar regulaciones muy propias de ciudades y países que están sometidos a dictaduras políticas.
En apariencia, al menos, provoca tal impresión. Es decir, que se intenta manipular un servicio de enorme importancia social, con fines inciertos. Y si no fuera así, la gente de Cotel no sabe a dónde va ni qué es lo que pretende hacer con el manejo de la grilla.
Cotel, hasta donde se sabe, es una cooperativa de los socios, o sea de los televidentes, porque contratan el servicio y pagan las mensualidades bajo ese entendido. Y en los hechos, se advierte que ello es efectivo, porque la tarifa mensual es relativamente barata, con lo que se entiende que no se trata de una organización utilitaria, sino de servicio.
Al existir esta realidad, que es justo reconocerla, no se explica que, a la vez, un organismo oficial, como es la ATT, disponga que se hagan cambios en la grilla, sin que para ello, tenga la experiencia suficiente acerca de la prestación de un servicio que es ajeno a su autoridad.
Peor, que pretenda dar órdenes para que la grilla televisiva de La Paz y El Alto sea modificada a su sabor y antojo, desconociendo el derecho que tiene Cotel de administrarse como mejor le parezca. Además, en 70 años de existencia que tiene, cuenta con la experiencia suficiente sobre lo que debe hacer o no hacer.
Ese organismo oficial tiene muchos otros objetivos que cumplir, como, por ejemplo, que los servicios de comunicación no extorsionen con sus tarifas y tengan caprichosas formas de obtener ganancias ilícitas, como sucede, por ejemplo, con Tigo.
De otra parte, es oportuno anotar que Cotel tiene varios canales sin oferta alguna, o sea que resultan ser sólo nominales. Empero, en las tarifas que cobra, se compromete a ofrecer determinadas cantidades de canales en servicio, ya sea para la categoría A o B.
Esto implica un engaño, En este caso, ATT sí puede intervenir y exigir a Cotel que cumpla estrictamente con lo que ofrece al público que contrata sus servicios. Pero eso de que se inmiscuya en la conformación de la grilla es un agravio a los televidentes.
La exigencia del público televidente es que se reponga la grilla que estaba vigente y se deje de cometer desaciertos como las actuales. Esto tiene que ser de inmediato, sino tendrá que dejar de pagarse la facturación de abril, por el pésimo servicio que está prestando.
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