Segunda parte
Guillermo Choque Aspiazu
El correo electrónico es como dice Barón, en el libro publicado el año 2000 con el título “Del alfabeto al correo electrónico: Como ha evolucionado el inglés escrito y hacia dónde se dirige”, “un idioma centauro emergente, con una parte de escritura y una parte de habla” o como afirma Yus, en el libro publicado el año 2001 con el título “Ciberpragmática. El uso del lenguaje en Internet”, “un medio de comunicación híbrido entre la estabilidad del soporte escrito y la volatilidad de la palabra hablada.” Lo que se resalta es que los datos asociados al correo electrónico son dependientes del lenguaje en el que se escribe los diferentes mensajes que circulan cada fracción de segundo en la red de redes o Internet.
La investigadora Cristina Vela, en la tesis doctoral escrita el año 2006 titulada “El correo electrónico: El nacimiento de un nuevo género”, menciona que hay empresas que ofrecen cuentas de correo gratuitas a través de interfaces en páginas Web. El hecho de que para consultar el correo se requiera la visita a una página Web supone una ventaja para la empresa, ya que convierte el sitio en un lugar óptimo para albergar publicidad. También es posible contratar buzones de pago que ofrecen a sus usuarios ventajas alternativas, como una mayor capacidad de almacenamiento, filtrado de mensajes no deseados, etc. Un mensaje de correo electrónico no sólo permite el envío de secuencias de texto, sino que ofrece la posibilidad de incluir cualquier archivo adjunto y, por ello, la estructura básica de un mensaje consta de tres elementos: El texto del mensaje, los archivos adjuntos, cuando los hubiera, y el encabezado. Desde un punto de vista técnico el encabezado constituye un componente indispensable, ya que en él se contiene toda la información necesaria para el transporte del mensaje: Las direcciones de los buzones de los remitentes y destinatarios, quienes recibirán copia del mensaje, etc. El encabezado tiene una estructura estable que refleja su naturaleza codificada. Se divide en una serie de líneas, una por cada campo, codificadas en formato ASCII y, por tanto, legibles por los protocolos de intercambio de mensajes.
Albarran, De Pablos y Montero, en el artículo publicado el año 2008 con el título “Uso del correo electrónico: Un análisis empírico en la UCM”, indican que el correo electrónico permite el envío de mensajes por medios informáticos. Los mensajes se almacenan en un buzón personal. Cuando cada usuario consulta su correspondencia puede visualizar, almacenar o reenviar mensajes recibidos. Los mensajes enviados pueden estar en cualquier tipo de formato, texto, gráficos, imágenes, sonido, etc. El correo electrónico es un medio que permite la instantaneidad de comunicación entre receptor y emisor. Sáenz Vacas, mencionado en el artículo de Albarran y sus colegas, hace referencia al correo electrónico bajo las siglas EAUDI tratando destacar las características típicas que hacen a este medio idóneo para ciertos tipos de comunicación en las organizaciones: (1) Electrónico. Utiliza medios electrónicos de gestión y transporte. (2) Asíncrono. No necesita sincronía en envío y recepción. (3) Ubicuo. Permite su acceso en diferentes lugares. (4) Digital. Utiliza información digitalizada. (5) Informático. Está en relación con las tecnologías de la información. Algunas de las principales ventajas e inconvenientes del correo electrónico son: (1) Rapidez y fiabilidad en la recepción y envío de mensajes. (2) Incrementa el contacto personal. (3) No requiere simultaneidad del remitente y el receptor. (4) Permite una mejor transmisión de los mensajes complejos. (5) Facilidad de archivo, reenvío e integración. (6) Mejora la consistencia de los mensajes. (7) Bajo costo. (8) Incrementa la motivación y el ánimo. (9) Facilita la comprensión en algunos casos.
Vela, en la tesis citada, argumenta que desde un punto de vista técnico, el correo electrónico constituye una aplicación de la “comunicación mediatizada por la computadora” que permite el intercambio, el almacenamiento y la gestión de mensajes de texto, que ocasionalmente, pueden verse acompañados de otro tipo de archivos. Gracias a una conexión a Internet y mediante el empleo de una aplicación de gestión de correo adecuada, cualquier usuario que disponga de un buzón en un servidor de correo podrá disfrutar de este medio de comunicación. El correo electrónico se ha convertido en un espacio de producción lingüística novedoso al que se puede asociar la aparición de un nuevo género textual. Desde un enfoque lingüístico, el correo electrónico se define como un sistema de interacción mediatizada que soporta intercambios de tipo individual o colectivo, real o virtual y que se sustenta en la transacción de textos digitalizados con una forma, función, estructura, lengua y estilo propios. Tal y como sostiene López Alonso, en el libro publicado el año 2003 titulado “Nuevos géneros discursivos: Los textos electrónicos”, esta identidad textual implica, en primer lugar, un entorno específico de comunicación, en segundo, una relación abierta entre los coenunciadores y, finalmente, una modalidad revolucionaria en la manera de transmitir la correspondencia. Yus, en el libro publicado el año 2001 titulado “Ciberpragmática. El uso del lenguaje en Internet”, menciona que es posible afirmar que el correo electrónico manifiesta diversos usos y funcionalidades sociales. Su prototipo, sin embargo, se identifica con un modo de interacción interpersonal, sin copresencialidad de los interlocutores, de carácter mediado y temporalidad diferida, que implica el desarrollo de actos de comunicación ostensiva, es decir, que por definición portan su presunción de relevancia, mediante el intercambio de textos escritos digitalizados, producidos y enviados mediante el empleo de unos programas específicos creados para la gestión de correspondencia electrónica, a través de la red de redes o Internet.
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