León Tolstoi

León Nikoláievich Tolstoi, escritor, dramaturgo y filósofo ruso, nació el 9 de septiembre de 1828, en el feudo de Iasnaia Poliana, región de Tula, en el seno de una familia de la vieja nobleza, el conde Nikolai Tolstoi y la princesa María Volkónskaia, quienes fallecieron cuando Tolstoi era muy pequeño. Realizó sus primeras letras en la casa paterna, luego hizo estudios superiores en la Universidad de Kazán, con miras a emprender la carrera diplomática, pretensión que abandona tres años más tarde, y sin haber obtenido el título regresa a Poliana.

Así, antes de los veinte años decide trasladarse a Moscú, donde lleva una vida muy desordenada y entre tantas inquietudes decide convertirse en escritor.

Cansado de llevar una vida disipada se une con su hermano Nikolai, que era soldado y se hallaba en el Cáucaso, comparten dos años de vida militar, sin embargo, sus afición a la literatura sigue vivo, y en el año 1852 publica la obra “Infancia”, seguida por otra, titulada “Adolescencia” y “Juventud” en 1854 y 1857 respectivamente.

En 1854 Tolstoi es transferido al frente ruso del Danubio y toma parte en el famoso sitio de Sebastopol, durante la guerra de Crimea (1854-1856), entre Rusia y sus enemigos: Turquía, Francia, Inglaterra y el Piamonte. La experiencia adquirida por Tolstoi durante esta época inspiró sus relatos “La tala del bosque” y “La incursión”, ambos escritos entre 1852 y 1855. De ese tiempo también datan los “Relatos de Sebastopol” publicados por la revista Sovremennik entre los años 1855 y 1856. Los acontecimientos vividos en el Cáucaso influyeron también en la novela corta “Los cosacos”, donde describe la vida de este pueblo, comenzada en 1853, pero acabada diez años más tarde. En 1856 escribió tam-bién “La mañana de un terrateniente”, relato sobre la imposibilidad de conciliar los intereses del campesino y los del latifundista. Un año después viaja a Francia, Suiza, Italia y Alemania.

A su retorno se instala en Iasnaia Poliana, donde funda una escuela y se dedica a la educación de los hijos de los campesinos, empleando una metodología distinta de la oficial, inspirada en la pedagogía moderna. Por entonces (1862) se casa con Sofía Andrievna Bers, de 18 años, hija de unos vecinos también terratenientes. Durante los primeros quince años de casados, su vida matrimonial es tranquila y feliz y fruto de esta unión tuvieron 13 hijos.

El retorno a la vida campestre le inspira para escribir la novela “La dicha conyugal”, que sale a la luz en 1859. Su relato más im-portante que lo lanzaría a la fama “La guerra y la paz”, escrita entre 1863 y 1869, relata la historia de cinco familias que vivieron cuando ocurrió la campaña del emperador francés Napoleón I (1769-1821), contra Rusia. La guerra y la paz contiene importantes frag-mentos de novela histórica y una gran rique-za de caracteres, costumbrista y, sobre todo, de ideas.

En 1876 concluye su obra célebre “Ana Karenina” donde describe las historias paralelas de una mujer atrapada en las convenciones sociales y un terrateniente filósofo Lyovin que intenta mejorar las vidas de sus siervos. Desde entonces comenzó a sufrir grandes inquietudes espirituales. Unos campesinos le habían dicho que para vivir en paz, había que servir a Dios y olvidarse de sí mismo. Ensi-mismado en sus ideas espirituales, Tolstoi busca consuelo en la religión. Se entrega al estudio de la Biblia, especialmente del Nuevo Testamento y comienza a practicar un cristia-nismo adaptado a su modo de pensar, critica a las instituciones eclesiásticas en su libro “Resurrección” lo cual le acarreó la excomu-nión de la Iglesia Ortodoxa.

Adopta una nueva forma de vida, se impo-ne trabajos duros en el campo y un mínimo de comodidad, que ocasiona el disgusto de su esposa e hijos, que no comparten sus ideas. Tolstoi pasa por excesos de misticismo, de oración y de negación hacia lo material. naturalmente, un hombre que ve la nada detrás de todas las cosas, la ve también detrás de la reli-gión, recordemos que en cier-ta ocasión da a conocer su más triste descubrimiento:

“Bruscamente, mi vida se detuvo. . . Se fueron todos mis deseos; ya no tenía nada que desear, y comprendí que la vida es una cosa absurda. Había llegado al abismo y veía que delante de mí no ha bía nada, excepto la muerte”.

La forma de pensar en esta etapa de su vida, nos hace suponer que Tolstoi atravesa-ba una crisis moral, espiritual, de ahí que dice: “No puedo seguir viviendo sin saber exactamente lo que soy, sin conocer la ver-dadera razón de mi existencia”.

A pesar de estos avatares, el por entonces anciano escritor plasma otra de sus obras “La confesión”, 1880, que es una angustiosa reflexión sobre los grandes problemas filo-sóficos, sociales y éticos de la realidad. Se trata de un testimonio de la crisis vital que desde tiempo atrás venía agobiando a Tols-toi. Siente la necesidad de abandonar esta vida de abundancia, su hogar, su numerosa prole (trece hijos), pero antes de partir pone en orden los asuntos financieros. En 1891, todos los inmuebles son valorados y dividi-dos entre la madre y sus hijos. En cuanto a las regalías por derechos de autor, obras escritas antes de 1881, serán de su mujer; los otros, serán del dominio público.

En 1899 escribe “Resurrección”, una no-vela de tesis que sirve de balance de todo los escrito hasta esa fecha.

A los 82 años (1910) huye secretamente de su hogar, de Iasnaia Poliana, a buscar un refugio donde practicar libremente su reli-gión, tras un largo viaje sin rumbo enferma gravemente de pulmonía, al anochecer del 13 de noviembre es bajado del tren en Astá-povo, una pequeña estación, allí en la casa de un guarda fallece el 30 de noviembre de 1910, a las seis de la madrugada. Por deseo expreso suyo es enterrado en medio de un bosque próximo a Iasnaia Poliana. Su tum-ba, sin cruz ni lápidas se confunde en el lugar y un gran silencio ensombrece el mun-do literario de Rusia.