Alemania, líder de la solidaridad en Europa

El vocablo solidaridad posee el contenido irrefutable en su acepción que corresponde directamente a la condición humana, porque se adhiere incondicionalmente a una causa o vicisitud de otro, asumiendo voluntariamente intereses y responsabilidades entre los humanos, entendiendo que el precitado contenido reposa en la conciencia moral.

La solidaridad descarta las tendencias unilaterales del individuo y de las colectividades y hace justicia al doble aspecto de las relaciones del individuo y la sociedad. Propugna que el individuo y las sociedades estén ordenados a la comunidad en virtud de la disposición para la vida social ínsita en su naturaleza, que no es sino el conjunto de los mismos individuos en su estado de vinculación solidaria.

Alemania, un país con riquísima historia, nunca ignora las lecciones que la propia historia de esa población indómita y altamente laboriosa escribió, extractando lo más positivo de las vicisitudes gratas y las que no son. Hoy Alemania, ante la ominosa circunstancia de los refugiados de países del África y Medio Oriente, mayoritariamente, se erige como el Estado europeo más solidario y que mayor número de refugiados admite, con el consecuente millonario gasto para dotar a los refugiados de viviendas modernas, educación, alimentación y el necesario sincretismo de idiosincrasias diferentes.

Alemania trabaja incesantemente para evitar que el mar Mediterráneo se convierta en un cementerio para los que huyen de regímenes totalitarios, crueles, que no respetan los derechos individuales, víctimas además de bandas organizadas para el delito, explotando la desesperación humana y embarcando refugiados contra pago inmediato y considerable de dinero en barcazas sin la seguridad requerida y la sujeción a la capacidad, más o menos calculando que se hundirán para eludir responsabilidades ulteriores. La acción descrita, que se repite con frecuencia causando miles de muertos, retrotrae al ser humano a su expresión más primitiva.

Lo más significativo del pueblo alemán y sus gobernantes es el trabajo de reflexión profundo y cotidiano que realizan en la elaboración de un conjunto de normas jurídicas que regulen el ingreso de los refugiados en Alemania y en la Comunidad Europea. Es un pueblo que se sujeta al Derecho y conoce que, ante la situación desgarradora por el incesante torrente de refugiados, lo más sensato es establecer normas específicas y equitativas sobre este fenómeno social. Actualmente ese digno país asume la gravosa responsabilidad en número y en presupuesto y su parlamento estructura jurídicamente la normativa para ese tráfico humano, porque aun siendo el Estado más solidario de Europa debe, por su Constitución, velar por sobre todas las cosas por su seguridad y la preservación de su presupuesto que es patrimonio inderogable del ciudadano alemán.

El autor es abogado corporativo, postgrado en Arbitraje y Conciliación, presidente de la Sociedad de Escritores de Bolivia.