Punto aparte
El Gobierno incurrió este año en mayores desatinos que en gestiones anteriores, pues parece que no hace conciencia aún del significado que tiene el aumento salarial para los empleados y trabajadores.
Habrá que empezar por señalar que los salarios, por lo general, son bajos, salvo el caso de las autoridades jerárquicas y de los empleadores. En consideración a ello, lo atinado es ponerse en el caso de los asalariados y, de esa manera, establecer que los ajustes anuales que se realizan, como consecuencia de la inflación, se tornan perentorios y vitales.
El aumento salarial del año anterior va perdiendo, mes a mes, su capacidad adquisitiva, porque los aumentos de precios son constantes. Por tanto, cuando se llega a una nueva gestión, los salarios han perdido ya el valor que tuvieron cuando se efectuó el reajuste de los inicios del año anterior.
Este año, empero, la situación ha sido más desesperante, los precios de los comestibles y servicios no dejan de elevarse. Las autoridades podrán decir que la inflación es menor, no obstante ello, lo que se ganaba en 2014 tuvo ya su devaluación.
Sin embargo, no se toma en cuenta que los centavos tienen enorme significación en los bajos salarios que percibe la gran mayoría de los bolivianos. Ni qué decir de los que están desempleados, su realidad se traduce inclusive en hambre.
Al presente, se está en el quinto mes de 2015 y los ajustes salariales no se produjeron todavía. El acuerdo sobre la materia, entre el Gobierno y la Central Obrera Boliviana, se concertó a principios de marzo. Lo lógico era que se lo ejecute de inmediato, porque se estaba ingresando ya al tercer mes del año.
Con la mayor desconsideración para los asalariados, se esperó que llegue el 1 de mayo, para firmar los decretos respectivos, como si fuera una concesión excepcional que se efectúa, en homenaje al Día del Trabajo.
La retroactividad a enero no repara las dificultades que los empleados y trabajadores experimentan desde enero, si acaso no desde el año pasado, porque, como se decía en líneas precedentes, la elevación de la tasa inflacionaria, aunque se alega que fue reducida, no dejó de afectar a los magros bolsillos de los que viven pendientes de sus salarios.
Otra arista del problema se presenta en el sector privado empresarial. No se le hizo participar en la negociación del aumento salarial y ahora se le impone que cumpla el pago inclusive del retroactivo, de forma inmediata. A este paso, lo lógico es que se genere un mayor desempleo, porque la capacidad de pago de las empresas va también en constante deterioro. Tanto por el contrabando como por el menor costo de las importaciones, debido al bajo régimen cambiario vigente en Bolivia.
En contraste, entre los decretos firmados con gran alarde el 1 de mayo, uno de ellos resulta protectivo para las empresas públicas creadas discrecionalmente en los últimos años. No se les impone el reajuste salarial, en tanto se estudie sus rendimientos. Toda una aberración con respecto al tratamiento que se le otorga al sector privado.
Con los jubilados se incurre también en una discriminación injusta. A los que perciben rentas mayores, que en la realidad son reducidas, se les aplica aquello de lo “inversamente proporcional”. O sea que se les reduce casi en el 50% el aumento que les corresponde, para favorecer con ello a los jubilados que tienen menores rentas.
En la apariencia, parecer ser explicable, pero en los hechos es una manera de desconocer los méritos de los profesionales y otros que cuando estuvieron en la actividad laboral se empeñaron en ser competentes para conseguir mejores salarios.
Ahora, todo ello se les desmerece; con eso de lo “inversamente proporcional”, lo que se está haciendo es castigarlos por el “delito” de haber sido buenos en el trabajo.
La política salarial tiene que cambiar. A tiempo de elaborarse el Presupuesto Nacional, debe tomarse ya en cuenta el reajuste salarial y éste ponerlo en vigencia desde enero. Eso es lo justo y racional. Las negociaciones con la COB son puro eufemismo, el Gobierno siempre impone lo que proyectó.
Usurpado el 7 de octubre de 1970, por defender EL DIARIO |
Dirección:
Antonio Carrasco Guzmán
Jorge Carrasco Guzmán |
Rodrigo Ticona Espinoza |
"La prensa hace luz en las tinieblas |
Portada de HOY |
Caricatura |