La noticia de perfil
Al saber que las diez de la mañana en Holanda son las tres de la madrugada en nuestro país, dije a mi comadre Macacha, sin asomo de malicia, que se quedase a dormir en mi casa para así poder seguir la transmisión de la Corte Internacional de Justicia que trata el caso boliviano-chileno.
La virtuosa cholita cochabambina rechazó mi invitación, prometiéndome que ella madrugaría en su casita, acudiendo puntualmente al cumplimiento de sus obligaciones periodísticas.
Sonó un timbrazo para avisarme que la periodista Macacha viuda de Racacha se presentaba ante su jefe periodístico, señor Paulovich, quien desde hace diez años se presenta oficialmente ante las autoridades gubernamentales como Paulino Huanca.
Cumpliendo su obligación, la inquieta reportera me fue relatando fielmente el desarrollo de la sesión realizada en La Haya después de que yo le prohibiera enérgicamente referirse a La Haiga, como lo hacen algunos altos funcionarios estatales, esmerándose la cholita en evitar ese error muy propio de personas recientemente castellanizadas.
Después de seguir con mucha atención el acto judicial, nos abrazamos muy contentos por la actuación de nuestros representantes, cantamos el Himno Nacional y hasta bailamos la cueca “Viva mi patria Bolivia”, reiterando nuestra seguridad de volver al mar con soberanía.
Fue entonces cuando Macacha me reveló un hecho desconocido para mí y la mayor parte de la gente: la presencia en La Haya de algunos yatiris bolivianos (léase brujos andinos de la mejor calidad). Me relató la audaz cholita periodista que tal hazaña favorable a Bolivia fue dispuesta por nuestro inefable ministro de Relaciones Exteriores David Choquehuanca, a quien ella llama “Choky”, por ser su admiradora number one.
Ante mi admiración por la presencia de algunos yatiris nuestros en La Haya, Macacha me dijo: “si nuestro pueblo indomestizo recurre a los “laikas” (brujos del Ande) en sus momentos de máxima aflicción, ¿por qué nuestros gobernantes dejarían de pensar en nuestros yatiris para reencontrar el mar que nos fue arrebatado y que perdimos en 1879…?”. La medida dispuesta por nuestro canciller Choquehuanca de enviar tres yatiris a La Haya para cooperar a nuestros letrados embajadores me pareció genial y así se lo dije a la cholita nacida en Quillacollo, quien me refirió muchos casos de recuperación de bienes perdidos gracias a la acción de nuestros laikas y yatiris.
Como colofón de esta magnífica noticia, la cholita me reveló que nuestros yatiris Huayruru, Calimán y Titirico ya se encuentran en La Haya sin molestar a nadie, sin ostentaciones de ninguna clase, invocando a sus dioses andinos la recuperación del mar perdido.
Pedí a mi comadritay Macacha que mantuviera contacto con ellos, para estar siempre bien informados.
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