Salvemos al lago Titicaca

A 3.810 metros de altura se encuentra el majestuoso lago Titicaca. Tiene una superficie de 8.562 kilómetros cuadrados y una profundidad máxima de 283 metros. Es el lago navegable más alto del mundo, está dividido en dos masas de agua: el lago mayor o Chucuito y el lago menor o Huiñay Marca, ambos separados por el estrecho de Tiquina. En Chucuito se encuentran las afamadas islas del Sol (Titicaca) y la Luna (Coati), mientras que en Huiñay Marca están las islas Suriqui, Cojata y Pariti principalmente.

El lago Titicaca fue declarado sitio Ramsar o humedal de importancia internacional en agosto de 1998, el más antiguo del país, después de laguna Colorada en los Lípez. A lo largo del tiempo el bienestar y desarrollo de las actividades humanas en sus orillas y lugares circundantes se debió gracias a este espejo de agua dulce, pues es en sí, un reservorio del líquido elemento y un ecosistema regulador del microclima del altiplano norte.

Empero, el lago Titicaca actualmente está en serio riesgo de convertirse en la cloaca más grande de esta parte del mundo, lo que genera desastres ambientales como el acontecido en las últimas semanas, no obstante, arrastrados desde hace por lo menos 15 años.

Ciudades enteras como El Alto y Viacha, y municipios menores como Laja, Pucarani y Puerto Pérez que en general suman alrededor de un millón de habitantes, vierten directa o indirectamente sus residuos sanitarios en sus aguas, junto a los desechos provenientes de las industrias y la explotación minera, a través del río Katari, el principal “colector” de los ríos que pasan por las mencionadas poblaciones, con excepción de Puerto Pérez, ocasionando en la bahía de Cohana una inusitada catástrofe ecológica de enormes magnitudes.

La bahía de Cohana otrora de aguas cristalinas, hoy luce tonos verduzcos que predominan junto al hedor percibido en el ambiente. Y no es coincidencia, los comunarios de la isla Pariti han denunciado el cambio de su ecosistema: el agua límpida ha dejado de existir, los peces han muerto y los totorales han comenzado a perderse.

Hace muchos años que el humanto y la boga se extinguieron debido a la falta de autorregulación y sobrepesca ejercida por las comunidades. Ahora, a ello se suma otro espectro no tan nuevo: el de la contaminación, que combinados constituyen una bomba de tiempo para la salud y seguridad alimentaria de la región. El jacha jampatu o rana gigante del Titicaca y peces como el karachi, el mauri, el suche y el ispi (los últimos resabios) estarían condenados también a desaparecer en detrimento de la riqueza biológica. Especies introducidas como la trucha y el pejerrey irían por el mismo camino.

En julio de la pasada gestión, se llevó a cabo un ampliado extraordinario en la provincia Los Andes con la presencia de los pobladores de Pariti y Puerto Pérez, quienes decidieron declararse en estado de emergencia y pedir un informe a las autoridades sobre las acciones realizadas para la descontaminación del lago, pero a pesar de las proyecciones, en cinco años, no se ha logrado implementar nada efectivo. En septiembre como respuesta, la Gobernación habría presentado un proyecto consistente en instalar en sus orillas una planta de tratamiento de aguas con un costo de 6.5 millones de dólares.

Hace poco EL DIARIO, Decano de la Prensa Nacional, dio a conocer una noticia relevante: los resultados de las investigaciones realizadas por la Autoridad Binacional del Lago Titicaca (ALT) señalan que las causas de la gran mortandad de anfibios y peces fueron provocadas por la ingesta de sulfuro de hidrógeno derivado de las actividades mineras en el lado peruano. Otro factor importante a tomar muy en cuenta es la descomposición de materia orgánica procedente de las aguas residuales y de la basura que llega al lago, donde entran en acción microorganismos sulforreductores que empobrecen el oxígeno presente en sus aguas y afecta a la fauna.

La contaminación del lago Titicaca se ha convertido en un problema de salud pública de interés binacional. Apremia que las autoridades competentes trabajen juntamente con su similar peruano para que el lago sagrado de los tiwanakotas no desaparezca y aún sea considerado una de las maravillas naturales del país y del mundo.