Río de Janeiro.- El exdiputado brasileño Roberto Jefferson, quien en 2005 denunció las corruptelas que pusieron en jaque al ahora expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, dejó ayer el penal en el que estaba recluido y pasó a un régimen de prisión domiciliaria.
Jefferson fue el responsable de revelar que el gobernante Partido de los Trabajadores (PT) operaba una vasta red de corrupción durante el primer mandato de Lula y confesó haberse beneficiado de esos ilícitos, por lo que fue hallado culpable de corrupción pasiva y lavado de dinero y fue condenado a siete años de cárcel, informó Efe.
El político, expresidente del Partido Laborista Brasileño (PTB), obtuvo el beneficio de la reclusión domiciliaria tras cumplir una sexta parte de su pena, catorce meses, y por haber tenido buen comportamiento en la cárcel.