Los alegatos bolivianos en la Corte Internacional de Justicia de La Haya son muy importantes, pero Chile se aferra al Tratado de 1904, por el cual afirma que Bolivia cede a perpetuidad territorios conquistados por la fuerza de las armas, y evita a toda costa darnos una salida al mar.
Desde 1879 Chile ha hecho compromisos de todo índole, mostrando una falsa voluntad para solucionar el problema marítimo. Según la historia, por lo menos hubo ocho ofrecimientos, de gobiernos como los de Gabriel Gonzales Videla, Carlos Ibáñez del Campo, Arturo Alessandri y Augusto Pinochet.
Recordemos que en la década 1970 – 1980, las dictaduras de derecha estaban unificadas y tenían el Plan Cóndor para acabar con gobiernos subversivos, comunistas o socialistas, el cual fue aplicado a partir de la Reunión de las Américas, mediante grupos armados del ejército y que dio fin a gobiernos de izquierda, como los de Chile, Bolivia, Argentina y otros. De esta forma, los golpes militares se sucedieron en América Latina, dando lugar a dictaduras sangrientas, como las de Hugo Banzer y Augusto Pinochet, en Chile y Bolivia, que ejecutaron su plan con represiones sangrientas a personajes y ciudadanos de tendencia comunista.
La casualidad parecía ponerse a favor de Bolivia, que luchaba incesantemente por conseguir una salida al mar, y la opinión pública expresaba alborozo porque se decía que por fin Bolivia tendría salida marítima, por ser ambos gobiernos afines. Igual situación se presentó con los gobiernos de izquierda presididos por Michelle Bachelet y Evo Morales, pero, finalmente, ni con unos ni con otros hubo solución favorable, ya que la ideología no cuenta en el caso de nuestra demanda marítima.
La realidad es decepcionante, especialmente para Bolivia, ya que los dictadores Banzer y Pinochet nada solucionaron, ya que el chileno había escrito libros contra Bolivia, indicando que nunca habíamos tenido mar y que el Litoral boliviano era continuación de territorio peruano, falacia inconcebible. Pero se reunieron el 8 de febrero de 1975, dándose el llamado “abrazo de Charaña”, ofreciendo Chile una franja de territorio al norte de Arica, entre la línea de la Concordia y la quebrada de Gallinazos y el borde norte de la quebrada del río Lluta, al sur, a cambio de que se irrigue el desierto de Atacama con aguas bolivianas, más canje de territorios. Tal proposición era inaceptable para Bolivia, por la oposición de la opinión pública. Chile ganó al reanudar relaciones diplomáticas con Bolivia, que habían sido suspendidas por el desvío del río Lauca.
Actualmente la demanda marítima boliviana presentada en la CIJ con argumentos sólidos, tropieza como siempre con el Tratado de 1904, al cual Chile se aferra porque le conviene. Bolivia es optimista, pues por las argumentaciones expuestas en la Corte de La Haya, este organismo podría forzar a que Chile negocie, bajo la tuición del organismo internacional, lo que sería un triunfo diplomático.
La última opción sería pedir la REVISIÓN del Tratado de 1904. Además al tener Chile problemas territoriales pendientes con Bolivia, Perú y Argentina, en cualquier momento podría haber un conflicto internacional. No está dicha la última palabra.
El autor es Profesor Emérito y ex Decano de Odontología UMSA.
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