Especialistas del Materno Infantil
El servicio de neurocirugía del Hospital Materno Infantil de la Caja Nacional de Salud desde hace ocho años es pionero en cirugías de epilepsia, habiendo emprendido, a la fecha, 54 intervenciones quirúrgicas, todas exitosas, de acuerdo con las valoraciones clínicas a las que fueron sometidos los pacientes.
La primera cirugía de epilepsia se realizó a una paciente que tenía crisis convulsivas desde los tres años de edad y padecía el síndrome de Rassmusen, que es un tipo de epilepsia con trances continuos. La intervenida tenía un coeficiente intelectual deficiente, pero la intervención quirúrgica fue por demás satisfactoria. A partir de esta intervención quirúrgica, primera en La Paz y en el país, la Caja Nacional de Salud marca un hito histórico en lo que se refiere a la neurocirugía funcional y a la de epilepsia en particular.
El equipo médico de neurocirugía dio a conocer que la enfermedad de epilepsia tiene distintos grados de complejidad; por ejemplo, una cirugía de hemisferotomía funcional puede prolongarse fácilmente unas catorce horas, intervención quirúrgica en la que prácticamente es desconectada la mitad del cerebro del paciente. Otras cirugías menos complejas, como una resección de la región medial del lóbulo temporal, puede prolongarse entre seis u ocho horas.
Martín Aliaga, responsable del equipo multidisciplinario, recalcó que el Hospital Materno Infantil cuenta con todos los equipos médicos para este tipo de cirugías, donde además interviene el servicio de electrofisiología con profesionales altamente calificados, además del servicio de laboratorio y cardiología, aparte de contar con un microscopio de última generación que es utilizado para microcirugías, entre ellas las de epilepsia.
Este especialista describe a la epilepsia como un conjunto de síntomas, siendo su manifestación clínica las crisis ocasionadas por una irritación cerebral en el paciente, además de originar en la persona una serie de alteraciones, desde las crisis convulsivas hasta la pérdida de conocimiento, al mismo tiempo de atravesar por movimientos involuntarios bien marcados.
También existen otros tipos de crisis epilépticas no convulsivas que son crisis visuales confundidas con migrañas o jaquecas, mismas que pueden catalogarse, de acuerdo a un estudio clínico y electrofisiológico, como una crisis epiléptica de tipo visual. No están excluidas las crisis de tipo sensitivas, motoras y otras relacionadas con la memoria que pueden llevar a trances epilépticos no convulsivos.
La lesión en el cerebro y sus trastornos de funcionalidad es identificado por una serie de exámenes que pueden producirse por alteraciones cerebrales ocasionadas por un nacimiento defectuoso, como el sufrimiento fetal o la falta de oxígeno durante los primeros momentos y/o después del parto natural o cesárea. Estas son las principales causas que dañan el lóbulo temporal de una parte de la estructura del cerebro y que más adelante puede originar en epilepsia.
“El ser humano –dice el Aliaga– tiene en el cerebro unas células que están en la parte media de los lóbulos temporales que se llama hipocampo, sector constituido por células muy sensibles que a la falta de oxígeno y de glucosa o cualquier baja de esos dos elementos ocasiona una lesión en el cerebro que posteriormente desencadena en una esclerosis mesial. Todo lo anterior el equipo médico lo confirma con estudios de electrofisiología y videoencefalograma y electroencefalograma. Por otro lado, el endurecimiento de la parte media del lóbulo temporal de las personas, que se observa en un 70 por ciento de los casos, es la que produce la epilepsia secundaria”.
TIPOS DE EPILEPSIA
Existen dos tipos de epilepsia: las primarias y las secundarias. Las primarias no tienen un origen real y evidente; esto quiere decir que no se puede localizar una lesión estructural en el cerebro, que se traduce en un trastorno mental funcional, más exactamente un problema de neurotransmisores. Cualquier problema neurofuncional desencadena, generalmente, en crisis convulsivas.
Las secundarias tienen que ver con el daño en el encéfalo, donde se reflejan la esclerosis, las displacias y malformaciones congénitas que se presentan en un cerebro malformado dentro del vientre materno. Este cerebro también puede ser dañado por factores ambientales y drogas que pueden ocasionar una malformación congénita, lesión que desemboca en este tipo de epilepsia.
Otras epilepsias secundarias pueden presentarse después de neurocirugías de cráneo, por derrames cerebrales, infartos de cerebro, tumores y/o una serie de lesiones estructurales, ya sean congénitas o infecciones, como la meningitis y la cerebritis (infección del cerebro).
Aliaga afirma que un daño cerebral puede manifestarse con convulsiones a partir del tercer mes de nacido. De seis meses hasta cinco años es catalogada como la crisis de la infancia, y éstas están clasificadas como prematuras. Las epilepsias pueden manifestarse en forma precoz, pero también existen las epilepsias de la adolescencia, y por algunos trastornos hormonales incluso pueden presentarse en mujeres menopáusicas o las de inicio tardío a partir de los 50 años.
La epilepsia durante su crisis convulsiva puede ocasionar un paro cardiaco y una muerte súbita, porque en esos segundos el cerebro produce una descarga neuronal intensa. Hoy esta enfermedad es considerada una carga social muy fuerte para una familia, pero ésta no debe conducir a perder la calma y sensibilidad hacia el enfermo.
En la actualidad, el equipo médico del Hospital Materno Infantil de la CNS investiga en cada paciente el origen y las primeras crisis convulsivas a través de un estudio electrofisiológico e inicia el tratamiento que puede ser variable y, en algunos casos, consigue ser tratado con un solo medicamento. Otro grupo de epilépticos –menor en cantidad– es de difícil control ya que por los momentos críticos que atraviesa el enfermo no es posible su medicación con un solo fármaco sino con 3 o 4 medicamentos hasta llegar, incluso, a dosis tóxicas y de esa manera controlar las crisis convulsivas. Este grupo de pacientes son los principales candidatos a la cirugía de epilepsia, que consiste en resecar, remover o retirar ese sector del cerebro enfermo.
El equipo médico, para cualquier intervención quirúrgica de cualquier nivel de epilepsia, realiza una investigación minuciosa de cada paciente durante casi seis meses, tiempo en el que se elabora un protocolo preoperatorio que consiste en un electroencefalograma convencional, videoelectroencefalograma y resonancia magnética, estudios con los que se identifica el daño cerebral, y posteriormente con una microcirugía se realiza la resección del cerebro comprometido.
Hoy, la demanda para este tipo de cirugías es alta, y de las 54 cirugías realizadas, todas clasificadas de acuerdo a una escala internacional, los resultados fueron óptimos en una mayoría de los pacientes intervenidos, quienes retornaron a sus actividades cotidianas. Otros dejaron de usar fármacos. Finalmente, algunos aún hacen uso de drogas en dosis terapéuticas, y una minoría, que todavía tiene crisis convulsivas, puede ser medicamentada solamente con algunos compuestos.
Es necesario recalcar que los pacientes con problemas de epilepsia están obligados a sobrellevar, disciplinadamente, una alimentación pobre en grasas, además de que no puede consumir ajíes, café, chocolate, vino y quesos. Por otro lado, el paciente está prohibido de trasnocharse y debe dormir mínimo seis horas. Otras prohibiciones son evitar estímulos luminosos, por ejemplo las que se dan en discotecas y conciertos.
El especialista dio a conocer que las cirugías de epilepsia en la Caja Nacional de Salud no tienen costo alguno, pero el precio para una intervención de esta magnitud, en clínicas privadas, puede alcanzar hasta unos 15 mil dólares. (Texto: Lucio Valdivia)
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