Milton L. Lérida Aguirre
La economía en el sudoeste de Bolivia se caracteriza por la producción de quinua, crianza de llamas, minería, comercio y turismo. Muchas de las familias que viven en el sudoeste de Bolivia generan sus recursos financieros a través de la producción de la quinua, sin embargo los campesinos dedicados a este rubro no tienen apoyo técnico, económico, comercial y la infraestructura caminera es pésima, especialmente en tiempos de lluvia. Los productores de quinua están supeditados a los cambios climatológicos y la sequía.
Los campesinos no tienen maquinaría para la siembra y cosecha de quinua, menos para combatir las plagas o las enfermedades que tiene ese grano (afectado por ratones, gusanos, liebres, pájaros y otros animales). En cuanto a la industrialización, no hay apoyo técnico, menos se aprovecha los derivados; en consecuencia, los campesinos están abandonados a su suerte y al estar situados en el extremo sudoeste del territorio boliviano, los campesinos no pueden transportar y comercializar la quinua en los mercados situados a más de 500 Km.
En resumen, la situación económica de campesinos, productores de quinua, es muy difícil, a pesar de que los precios, en los últimos tres a cinco años, fueron favorables. Es necesario que el Gobierno implemente políticas agropecuarias para mejorar la situación económica de los productores de quinua, en otro caso, seguirán arañando la tierra y prácticamente estarán condenados a vivir en la pobreza.
En cuanto a la crianza de camélidos (llamas, alpacas), podemos decir que ha sido casi eliminada, como consecuencia de la creciente producción de quinua; es decir que para la producción de este grano se requiere grandes extensiones de terreno y como hay poco espacio, la producción camélida ha disminuido a un nivel tan bajo, a tal extremo que los pobladores, por ejemplo de la provincia Daniel Campos, compran la carne de llama en Uyuni (a 250 Km).
En cuanto al desarrollo de la minería, se puede señalar al azufre como uno de los pocos recursos mineros que se explota y por tanto sostiene a algunas familias de las comunidades en la provincia Daniel Campos, Nor Lípez, Enrique Baldivieso y Sud Lípez. En la mina de San Cristóbal hay una actividad minera mecanizada, donde la participación de la población está limitada, sólo a los pobladores de la misma comunidad en número de 1.500 personas aproximadamente. A toda esta actividad se suma el trabajo de algunas cooperativas mineras que explotan cobre y minerales complejos.
En la región existen muchos recursos mineros que aún no han sido explorados y menos son explotados. Por otro lado, los recursos evaporíticos, yacentes en el Gran Salar de Tunupa (Uyuni) y el salar de Empexa, no son explotados por la falta de apoyo técnico y económico, porque los pobladores de la región no cuentan con recursos financieros, menos tienen tecnología ni conocimiento para desarrollar y emprender la Industria de la Química Básica.
A todo esto se suma la desigual distribución de las regalías mineras, que son ínfimas (15%), mientras la ciudad de Potosí recibe el 85% de las regalías, sin hacer algún sacrificio y menos exponer sus recursos. Esta distribución de las regalías mineras es discriminativa, motivo por el cual la población del sudoeste vive en extrema pobreza. Sólo para dar un ejemplo: la minera San Cristóbal generó el 2013 regalías por aproximadamente 1.500 millones de Bs., de los cuales 225 millones de Bs. (15%) fueron distribuidos a la Alcaldía de Colcha K y 1.275 millones de Bs. (85%) se fueron a las arcas de la Gobernación de Potosí.
En cuanto al desarrollo y promoción del turismo, se puede decir que ha tenido un avance sustancial, en los últimos 10 años, gracias a la iniciativa de los pobladores del sudoeste boliviano, a pesar de no haber recibido apoyo técnico y económico, es decir que los habitantes y las familias se han dado formas y maneras para desarrollar el turismo, donde existen atractivos naturales.
El comercio se concentra más en el tráfico de productos de las ciudades del eje boliviano (La Paz, Cochabamba y Santa Cruz) a las poblaciones y comunidades situadas en el sudoeste de Bolivia. Uyuni se constituye en un centro principal de abastecimiento para todo el sudoeste de Bolivia.
El transporte, llámese ferroviario, es muy relativo y casi sólo sirve para transportar los minerales. El transporte terrestre se ha desarrollado, pero tiene muchas dificultades por los caminos que no son estables y seguros, especialmente en tiempos de lluvia. El transporte aéreo es mínimo y sólo hasta Uyuni. Los pobladores deben recorrer un promedio de 200 a 500 Km. para llegar a sus comunidades en buses y/o camiones, en 4 a 12 horas de viajes.
Conclusión
Como consecuencia de la falta de apoyo técnico y económico para desarrollar actividades agrícolas, ganaderas y mineras, así como por la falta de fuentes de trabajo estables, los pobladores están casi obligados a abandonar sus comunidades, yendo hacia Chile, Argentina y al interior de Bolivia, quedando despobladas las comunidades.
El despoblamiento es otro problema serio en el sudoeste boliviano y al limitar con Chile, es una situación muy peligrosa si hablamos desde el punto de vista geopolítico.
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