Al hacer referencia a las elecciones parciales de octubre y marzo pasados, analistas políticos y de medios de comunicación mostraron los resultados de la votación con notable frialdad y coincidieron en que el partido de gobierno, el MAS, había perdido un gran porcentaje del apoyo popular, como demostró la notablemente menor cantidad de sufragios que obtuvo a su favor.
Los datos numéricos fueron elocuentes, tanto en sentido cualitativo como cuantitativo. En efecto, la votación de marzo demostró que el Gobierno dejó de obtener alrededor de ¡un millón cien mil menos!, en relación con elecciones anteriores y, en otro sentido, quedó sin el apoyo de casi todos los centros urbanos y aun de algunos distritos provinciales del país. Las influyentes poblaciones urbanas de La Paz, Tarija, Santa Cruz y El Alto (pese a los grandes esfuerzos prebendales y publicitarios), se declararon opositoras.
Tan notable resultado opositor terminó por ser reconocido por el mismo presidente Evo Morales, quien manifestó (a sus “queridos matacambios”) en la ciudad de El Alto: “El año pasado sacamos en toda Bolivia tres millones casi 100 mil votos,… Ahora en las gobernaciones sólo sacamos 1.9 millones, para alcaldías 1.8 millones”.
No dejó el Presidente de mostrar preocupación por semejante diferencia en contra y agregó ante autoridades electas de La Paz que “No sé si es normal, pero yo dejaría para debatir por qué, para el debate, por qué semejante diferencia del coto nacional departamental y municipal en el MAS. Casi 1.1 millones de diferencia”. Razonó también indicando que en la elección de gobernaciones se perdió “casi un millón de votos (y) en las alcaldías 1.8 millones de votos”.
Se debe recordar que en las elecciones generales de 2013, ya los principales sectores de la ciudad de La Paz habían votado a favor de la oposición y contra el MAS. Es más, ese resultado no sólo se profundizó en la sede de gobierno sino que se extendió por todo el país, excepto en Potosí, Chuquisaca y, finalmente, con gran dificultad, en Beni. En cuanto a la votación en La Paz, el mandatario remarcó que “en la ciudad de La Paz nunca ganamos las elecciones”, afirmación que hace recordar la sentencia “A confesión de parte, relevo de prueba”.
Sin duda, los resultados de las últimas elecciones causaron malestar en las esferas del Gobierno, pero el primer mandatario reaccionó diciendo “Bueno, esa es la democracia, hay que entender”, y a la vez comentó, pese a la contundencia de los números en contra, que su partido “es la primera fuerza política de Bolivia”, apreciación que en realidad no coincide con la verdad de los hechos y más pareciera una forma de negar la realidad.
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