Mirones

Ante la enormidad de 30 millones de dólares invertidos en las barcazas chinas, el gasto que ha hecho el país, en nuestra misión a La Haya, resulta una pigricia, pero en todo caso, vale la pena ocuparse del tema, pues igual pagamos con nuestros impuestos.

Aunque al Gobierno le pareció una misión pequeña figuraron en ella el canciller, el ministro de Defensa, (y su antecesor), la de Transparencia, el Procurador general, 2 excancilleres, los embajadores ante la OEA, ONU y la Unasur y una comisión del Legislativo. Hasta este momento nadie sabía que teníamos un embajador ante Unasur, organismo en formación con muy poco trabajo de escritorio.

La voz campante ha sido, sin duda, la de nuestros abogados extranjeros que cuestan un ojo de la cara, (consolémonos pensando que a los chilenos les cuesta también, el otro ojo de la cara). En el equipo boliviano vale destacar la atinada y precisa intervención de Carlos D. Mesa y la discreta e igualmente efectiva de Rodríguez Veltzé.

Uno de los comunicadores bolivianos lamentó que mientras el canciller chileno se movía en todos los planos, el nuestro habría preferido evitar cualquier contacto con la prensa o los demás delegados.

Nuestros enviados fueron convidados de piedra, hicieron el papel de mirones, su aporte no diríamos que fue mínimo, pues simplemente se sentaron y miraron. El único justificativo que se puede hallar es que, como en Bolivia trabajan desde las 5 de la mañana hasta el anochecer, el Gobierno decidió darles quizá un merecido descanso de una semana en una atractiva ciudad europea.

Dos notas ingratas: la opinión pública boliviana tomó nota que en nuestra comisión figuraba como embajador, a quien la prensa ha calificado como “mariscal de Chaparina”, por las vejaciones a los marchistas del Tipnis.

Otro miembro de la comitiva habría recibido el año pasado del exsecretario de la OEA, el chileno Insulza, un cuarto de millón de dólares, a título de pago por unas reflexiones sobre América Latina en una lista que dio a conocer el embajador de Panamá en ese organismo. El segundo beneficiado pero con una suma inferior fue el jefe de la frustrada campaña presidencial en Chile del señor Insulza. Ya lo dice el evangelio, no se puede servir a dos señores.