Concierto de la Orquesta de Cámara de la Filarmónica de Oruro

El 19 de mayo de 2015, la Orquesta de Cámara de la Filarmónica (UTO) de Oruro dio un concierto en el Palacio Chico, donde recibió el premio como la “Mejor orquesta juvenil de Bolivia”, en la categoría de Orquesta de Cámara, dentro del II Concurso Nacional de Orquestas Sinfónicas y de Cuerdas Juveniles de Bolivia “Música para crecer”.

En un preámbulo del concierto se hizo la premiación, con palabras de circunstancia de uno de los auspiciadores, el Representante de la CAF, don Emilio Urquillas; del Viceministro de Interculturalidad, Sr. Ignacio Soquere Tomichá; y del Director de la Orquesta de Cámara, Sr.Vito Modesto Chambi, quienes elogiaron el desarrollo y éxito del concurso.

Verdaderamente nos alegra que la interpretación de la música clásica esté incrementándose en el país; y porque los festivales y concursos de música influyen en la formación y sensibilización estética de los niños y jóvenes, afirma su personalidad y dependiendo de la dedicación y talento de ellos, pueden llegar a posicionarse en un nivel de jerarquía musical. Actualmente se están formando muchas orquestas de música selecta, casi siempre por el impulso y voluntad de algunas personas que por su amor a la música dedican su tiempo para beneficiar a niños y jóvenes de ambos sexos, resultando satisfactorio ver a éstos tocando el violín, el chelo y otros instrumentos que puede llevarles a mejores sitiales.

En otras ocasiones hemos dicho que el pueblo boliviano, en todas sus capas sociales tiene una natural predisposición para el arte musical y cuántos talentos hay que se pierden sin remedio, por falta de una oportunidad, de un incentivo o impulso afortunado. En esto, ¡la falta de incentivo del Estado es total! Cuando hay tantos países que hacen de la música un instrumento de su desarrollo cultural; también los niños y jóvenes deben cantar, además de tocar un instrumento; porque un pueblo que canta y hace música es indudablemente superior y feliz. Se puede decir que las personas con vocación innata, ¡casi viven solamente haciendo música! Es muy gratificante escuchar a pueblos que cantan; es emocionante escuchar la armonía de la voz humana, porque nutre el sentimiento, el fervor patriótico y aviva los impulsos creadores.

Lamentablemente, en nuestro país la música es solamente un ítem curricular en las escuelas, donde los profesores sólo cumplen un horario, pero sin insuflar emoción ni sentimiento. ¿Acaso no presenciamos indiferentes que en actos cívicos y oficiales la gente no sabe siquiera cantar el himno nacional? Este es el resultado de una ineficiente enseñanza de la música en las escuelas.

Valga la oportunidad para sugerir que cada año, por lo menos una vez, se realice un festival con la concurrencia de todas las escuelas con un programa de cantos, como alguna vez se hizo en nuestros tiempos infantiles.

Siguiendo el programa del concierto orureño, éste prosiguió con la interpretación de varias composiciones, de las cuales nos parecieron las mejores interpretadas las serenatas: la pequeña de Mozart y la serenata para cuerdas de Chaikovski, dirigidas con prestancia por su Director, el Sr. Chambi.

Pero algo que frecuentemente notamos en los conciertos es una falta de afinación de las cuerdas que tienen un sonido metálico que sólo la pulcritud y suavidad de ejecución y mucha práctica, consiguen mejorar.

Al término del concierto se interpretó un taquirari de Gilberto Rojas: Oruro, lo que demuestra que hay composiciones nacionales que adecuadamente ejecutadas por orquestas sinfónicas alcanzan refinadas y bellas entonaciones.

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