Juan Pablo II, en su peregrinación apostólica que realizó por Bolivia, en 1988, invocó la justicia y solidaridad internacional a fin de acabar con el asfixiante enclaustramiento, consecuencia de la salvaje invasión de 1879.
“Sólo así, sobre el fundamento de la justicia y de la solidaridad, y con el esfuerzo de la comprensión mutua, es posible sentar las bases estables de equilibrio para edificar una comunidad internacional sin permanentes y graves zozobras, sin dramáticas inseguridades, sin conflictos de irreparables consecuencias. Sólo así podrán hallar adecuadas soluciones los problemas latentes en diversas partes de Latinoamérica, como ciertas disputas fronterizas o la cuestión de la mediterraneidad de Bolivia”, afirmó su Santidad, en discurso pronunciado, en la ciudad de La Paz, en un encuentro con el cuerpo diplomático acreditado ante el Gobierno de Bolivia, en fecha 10 de mayo de 1988 (“15 años de su visita a Bolivia – 25 años de su Pontificado. Juan Pablo II”, octubre /2003, pág. 31).
En las palabras del Sumo Pontífice se advierte la más sincera y afectiva solidaridad con Bolivia, cuyo seguimiento político ha buscado siempre, y de ello no cabe duda, para resolver el problema del enclaustramiento marítimo impuesto. De este tema estuvo ampliamente informado él, es decir de que el poder oligárquico anglo – chileno se apoderó de los recursos naturales del Departamento Litoral, como, entre otros, el cobre, que no sólo ha “blindado” la economía de dicho país sino que le ha permitido alcanzar la prosperidad, en el ámbito latinoamericano y mundial.
El Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que presidiera el chileno Felipe Herrera, en su Décimo Informe Anual, 1970, denominado “Progreso Socio – Económico en América Latina”, subraya, sobre el particular, estos términos: “Más del 70 por ciento de los ingresos de divisas obtenidos por Chile en 1969 correspondió al cobre, que es el mineral principal del sector minero; asimismo, los acontecimientos ocurridos en este sector en los últimos años han mejorado bastante la balanza de pagos del país. El más importante de éstos es quizá el alza de los precios internacionales del cobre. Otro factor de importancia fue que el Gobierno pudo obtener una mayor proporción de los ingresos que se derivan del cobre como resultado de su programa de chilenización”. Este dato fue tomado de la página 195 de aquel documento.
“El Papa expresó su augurio de que la cuestión de la mediterraneidad boliviana sea resuelta en la mejor manera posible”, señala, asimismo, el dato que nos ofrece el informe de actividades del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto de la República de Bolivia, que titula “La Política Exterior de Bolivia 1989 – 1993”, editado, en julio de 1993, por Juan Ignacio Siles. Véase la página 101.
Juan Pablo II habría reiterado tales conceptos en oportunidad de la primera visita oficial que cumpliera a la Santa Sede el presidente constitucional Jaime Paz Zamora, según indica aquel informe gubernamental.
En suma: Bolivia, representada por una población de más de diez millones de habitantes, espera ansiosamente que su Santidad, Francisco, en su visita al país, próximamente, mencione el asunto marítimo, tal como lo hizo Juan Pablo II, debido a que es de vital importancia, en la hora presente, para los supremos intereses nacionales.
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