El 5 de junio de cada año se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente establecido por la Asamblea General de Naciones Unidas. La Asamblea General de la ONU aprobó la creación del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) con la finalidad de que cada año las autoridades impulsen e incentiven al cuidado y protección del Medio Ambiente.
En esta fecha tanto las autoridades de Gobierno como la ONU sensibilizan a la opinión mundial en relación a temas ambientales, intensificando la atención y la acción política.
El Día Mundial del Medio Ambiente es un evento en el que se realizan múltiples actividades: concentraciones en calles, conciertos ecológicos, ensayos y competencias de afiches en escuelas y colegios, plantaciones de árboles, campañas de reciclaje y de limpieza, entre otros.
En muchos países esta celebración es una oportunidad de firmar o ratificar convenios internacionales y, algunas veces, establece estructuras gubernamentales permanentes relacionadas con el manejo ambiental y la planificación económica.
MENSAJE OFICIAL
DE LA ONU
El subsecretario general de la ONU y director ejecutivo del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, Achim Steiner a través de un mensaje oficial que llegó a la mesa de redacción señala que, en este Día Mundial del Medio Ambiente, es importante recordar que un tercio de todos los alimentos producidos a nivel mundial cada año —300 millones de toneladas— terminan en la basura. Este desperdicio le cuesta a la economía mundial la escandalosa cifra de un billón de dólares al año.
Casi la mitad de estos desperdicios provienen de las regiones industrializadas. Por otro lado, la comida que se descarta sigue siendo apta para el consumo humano y serviría hoy en día para alimentar a más de 800 millones de personas en el mundo.
Y esto es sólo la punta del iceberg de los residuos, y un indicador de la “huella ecológica” de toda nuestra economía a nivel mundial. Nuestro sistema alimentario es responsable del 80 por ciento de la deforestación y es la principal causa de la pérdida de especies y biodiversidad.
También es responsable de más del 70 por ciento del consumo de agua dulce. La hamburguesa de carne que llega a tu plato podría requerir la desorbitada cantidad de 2.400 litros de agua para su proceso de producción. ¿Te gustaría añadir unas papas fritas? Suma otros 100 litros de agua, por no mencionar el impacto de los plaguicidas y los envases no degradables.
CRUDA REALIDAD
La cruda realidad es que “nuestro consumo global rebasa ya una vez y media la capacidad de regeneración de la Tierra. De continuar las tendencias actuales de población y consumo, la humanidad necesitará el equivalente a dos planetas Tierra para mantenerse en 2030”.
Además se calcula que para mediados de siglo la población mundial habrá alcanzado los nueve mil millones. La demanda impuesta sobre estos recursos sobreexplotados no hará sino agravarse, exacerbada a la vez por el aumento de la contaminación, los conflictos por el acceso a los recursos, y los efectos del rápido calentamiento de la atmósfera provocado por las emisiones de gases de efecto invernadero, todo lo cual podría reducir de manera sustancial el PIB mundial.
Mientras muchos sueñan con la colonización de otros planetas, no podemos evadir el hecho de que en esta Tierra, el escenario actual o el “business as usual” no podrá mantener los estilos de vida del siglo 21, y mucho menos sacar unos mil millones de personas de la pobreza absoluta y dar cabida unos 1.000 o 3.000 millones de consumidores de clase media.