Miriam Robles Yáñez
“Hace doce años, junto a un refugio de perros y gatos, en medio del campo, instalaron una antena de telefonía móvil. Me llamaron porque los animales estaban muy nerviosos, se autolesionaban y querían escapar”. Este fue el primer impulso que llevó al abogado Agustín Bocos a especializarse en contaminación electromagnética. Dos años después se diagnosticó cinco casos de leucemia en un colegio cercano a un edifico plagado de antenas de telefonía en la azotea. Los padres de los afectados presentaron un escrito al Ayuntamiento explicando que había estudios que vinculaban la leucemia infantil con la radiación electromagnética. El alcalde del pueblo se negó a recibirlos, tachándolos de “padres histéricos”, por lo que presentaron una querella contra las operadoras por contaminación ambiental. Ganaron, pero una niña murió.
La electro sensibilidad o hipersensibilidad electromagnética es una enfermedad provocada por la exposición a campos electromagnéticos, y forma parte de las nuevas enfermedades surgidas en las sociedades modernas. Dolor de cabeza, cansancio crónico, dificultad para dormir o mareos, son algunos de los síntomas que, en su conjunto, padecen las personas con hipersensibilidad electromagnética. Estos síntomas aparecen al situarse cerca de aparatos eléctricos, transformadores, antenas de telefonía móvil o aparatos wifi. Aunque para cualquier edad supone un riesgo, los más vulnerables son los niños; en la mayoría de los colegios se accede a Internet a través de wifi, y se estima que los niños están un mínimo de 6 horas al día expuestos a estas radiaciones, 132 horas al mes, 1.188 horas al año.
En Suecia la electrosensibilidad es reconocida como una enfermedad, y junto con otros países como Francia o Inglaterra están retirando el wifi de escuelas, museos, bibliotecas y otros lugares públicos como medida de prevención ante las radiaciones electromagnéticas que este genera a una potencia muy elevada. El experto Fernández Solá relaciona los síntomas de la hipersensibilidad a los de las alergias y explica por qué sólo afecta a una parte de población; “es la misma razón por la que hay gente que enferma a causa del polen o el polvo. Porque no todo el mundo aguanta igual las cosas. Además, el número de campos electromagnéticos ha aumentado mucho en los últimos años, lo que ha propiciado que aparezcan más casos de hipersensibilidad, cuyos síntomas son parecidos al resto de las alergias.”
Desde la Plataforma de Afectados buscan contribuir a que las Administraciones públicas tomen conciencia del peligro que suponen estas radiaciones y que la legislación fije unos límites de exposición más restrictivos. Pero también se puede tomar medidas a nivel personal; desde la Plataforma recomiendan algunas como desconectar el Wifi cuando no se requiera su uso, reducir de forma general el uso del teléfono móvil y, cuando se utilice, hacerlo en zonas con buena cobertura, pues éste multiplica su potencia de radiación en zonas en la que esta es baja.
También es recomendable apagar el teléfono o mantenerlo alejado durante las horas de sueño, ya que, como explica la coordinadora de la Clínica de Trastornos de Sueño, Guadalupe Terán Pérez, “la luz se percibe a través de la retina y esta viaja al núcleo supraquiasmático, estructura considerada nuestro reloj biológico, por lo que al estimular con luz artificial es alterado nuestro ciclo de sueño provocando retraso de fase y, en algunos casos, insomnio”.
A pesar de los estudios y los numerosos testimonios de afectados por esta enfermedad, algunos se cuestionan su existencia y argumentan que no es demostrable la relación causa – efecto entre los síntomas que padecen las personas y la radiación electromagnética. La propia empresa Telefónica abordó el tema en su página web, tomando de referencia el artículo de la revista Journal of Psychosomatic Research: “existe una relación entre un aumento del porcentaje de personas supuestamente afectadas por el síndrome y la aparición de noticias sobre la hipersensibilidad electromagnética en prensa”.
Es esta desconfianza la principal protesta de Phil Inikey, quien debido a la hipersensibilidad abandonó su ciudad y su entorno en busca de uno nuevo libre de aparatos electrónicos: “mientras luchas por tu vida, la gente insiste en que todo se encuentra en tu cabeza”.
La autora es periodista.
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