La noticia de perfil
Con alborozo, mi reportera asignada al Palacio Legislativo me comunicó que más de un centenar de ciudadanos aspiran a convertirse en miembros del Tribunal Supremo Electoral, para lo cual se hallaban tramitando la documentación que certificase sus títulos que les facilitaría los procesos administrativos correspondientes.
Que en todo nuestro país existiesen más de cien ciudadanos honestos que fueran capaces de administrar honrada y valientemente los futuros procesos electorales, incluida la prolongación indefinida del mandato de Evo Morales, me llenó de admiración, aunque no pudo romper mi natural escepticismo.
Sin embargo, la cholita cochabambina sostuvo su optimismo argumentando que nos correspondía mantener la fe en aquellos ciudadanos que se habían atrevido a manifestar públicamente su derecho a compartir su quehacer desde aquellos altos tribunales electorales.
Después de haber vivido la Historia de Bolivia por más de ochenta años, dije a mi joven comadritay que esta decisión de conformar nuevas cortes electorales no obedecía al afán de conformar otras nuevas para mejorar las anteriores, sino tratar de borrar ante la ciudadanía la vergüenza y el horror que nos produjo su parcialidad con las autoridades de Gobierno; dicho en otras palabras: la Corte anterior hizo el papel de un árbitro-bombero y luego proceder a cambiarla por otra que no fuera tan desvergonzada. Y ahora estamos en eso: en tratar de organizar una nueva Corte Electoral un poquitín menos desvergonzada que el tribunal anterior.
Cansada de mi perorata, la cholita cochabambina nacida en Quillacollo tomó la palabra para decirme: “Bueno, compadrituy, usted, como suelen hacer muchos viejitos, ya está “kerkeando” (léase repitiendo quejas) para fatigarme y ganarme por cansancio, pero no me doy por vencida y le reitero que me hallo muy contenta al haber sabido que en nuestro país hay más de un centenar de ciudadanos, entre varones y mujeres, que se creen honestos y también capaces de integrar el Tribunal Supremo Electoral y hacer menos vergonzosas las próximas contiendas electorales y eso me alegra bastante y me hace recordar que una vez en el Antiguo Testamento, Jehová prometió salvar a Sodoma y Gomorra si encontraba un hombre, uno solo, que fuera justo, honrado y honesto; ahora tenemos más de un centenar de hombres y mujeres que dicen ser honestos y patriotas, ojalá lo sean”. Así habló Macacha, quien es más buena y creyente que yo. Y además tiene plata, mientras yo ando “yesca” en vísperas del Año Nuevo Aymara.
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