Un Estado prostituto

La idea del gobierno de legalizar los cocales ilegales del Chapare de manera solapada, cobrando impuestos por la coca producida, es un riesgo que podría afectar a todo el país.

La palabra de Bolivia está empeñada en las convenciones de Viena, por las cuales la comunidad internacional elaboró una estrategia para combatir las drogas.

Esos documentos incluyen el compromiso de Bolivia de limitar los cultivos de coca a 12.000 hectáreas, superficie que se considera suficiente para cubrir la demanda del acullico.

Todos los demás cultivos de coca en el país, como los de Chapare, son definidos como ilegales por esos documentos y por la palabra del Estado boliviano.

Que ahora, de pronto, porque hay apreturas en la recaudación de impuestos, se decida cobrar impuestos a esos cocales, es poner a Bolivia en la lista de los países que no cumplen sus compromisos con la comunidad internacional.

Si el pagar un impuesto te permite seguir dedicándote a actividades ilegales, estamos ante una paradoja por la cual, en realidad, lo que se pone en duda es la ley misma, todo lo legal.

Habrá, por lo tanto, que reformar las leyes de tal modo que las cosas que ahora son ilegales terminen no siéndolo.

Antes de reformar la Constitución para hacer posible que el presidente sea candidato por tercera vez, habrá que analizar qué se hace con las leyes del país, con todas las leyes.

¿Los semáforos de las esquinas van a seguir teniendo el mismo significado para el tránsito de vehículos, o es que el rojo será para seguir adelante y el verde para detenerse?

¿El parricidio es un delito, pero si pagas un impuesto podrás proceder sin problema?

Que los cocaleros ilegales ganan mucho dinero lo sabemos todos. El único automóvil más parecido a un Rolls Royce que hay en Bolivia, un Benthley, sólo existe en el Chapare, y también un Lamborghini.

Es que se dedican a actividades ilegales que rinden muchos ingresos. Como respuesta a eso, ¿el Estado sólo puede cobrar impuestos? ¿Es un Estado prostituto?

Por el momento, lo que se viene es una protesta internacional. La Unión Europea, que financió un estudio para saber cuánta coca hace falta para el acullico, sigue esperando que se le autorice a divulgar los resultados, desde hace cinco años.

También tendría que haber una protesta interna, pero sólo hay silencio.

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