Chile, mucho antes de la invasión de 1879 a nuestro territorio costero, incrementó su arsenal bélico, con fines expansionistas. Y ahora lo hace con el argumento de asumir defensa ante una posible amenaza que se estaría gestando sobre dicho país. Es una argucia, por cierto.
Y con una actitud de amedrentamiento a sus vecinos y a Bolivia en particular, no ha dejado de adquirir pertrechos bélicos de última generación. En consecuencia no se ha apartado de la carrera armamentista que va en contra ruta del discurso que propicia la paz en Latinoamérica. Importantes asignaciones presupuestarias fueron hechas con ese propósito.
Una “variable en importancia resultó ser el precio del cobre. Indudablemente, por las características de nuestro país la industria del cobre es una de las más grandes industrias productoras y exportadoras y es importante, porque las fluctuaciones del precio del cobre influyen en la disponibilidad de divisas y en la acumulación de reservas internacionales, lo cual afecta positiva o negativamente a la capacidad de compra de equipo extranjero, que indudablemente es de bastante importancia para las FFAA”, sostiene en un informe el Brigadier Manuel Concha Martínez (Francisco Rojas Aravena, Editor: “Gasto Militar en América Latina – Procesos de Decisiones y Actores Claves”; Chile, 1994, pág. 89).
El poder oligárquico chileno, incrustado en el gobierno que preside la señora Michelle Bachelet, ha desplegado una campaña de hostigamiento a la demanda marítima interpuesta por Bolivia ante la Corte Internacional de Justicia, con sede en La Haya. Con ese propósito trata, inclusive, de apartar a la CIJ del debate relativo al centenario diferendo. Hasta afirmó que dicha instancia jurídica no goza de competencia para conocer ese asunto bilateral “resuelto” por el Tratado de 1904.
Esa oligarquía aún piensa y se mueve con la mentalidad invasora de quienes desembarcaron tropas militares en Antofagasta en el infausto año 1879, creyendo que, en nuestros tiempos, la fuerza de las armas puede conceder victorias, trofeos, prisioneros o la anexión de territorios, en consonancia con el espíritu del lema que dice: “Por la razón o la fuerza”. Por consiguiente resuenan voces en sentido de que a Chile le fue bien en la guerra y no así en días de paz. Declaraciones que fueron vertidas por personas retrógradas que añoran los hechos de invasión, de atropello a personas e instituciones, de la toma u ocupación de territorios.
Pero la verdad y la justicia harán que Bolivia vuelva con soberanía al Pacífico. Por ello nuestro país, de vocación pacifista y que cuenta además con el respaldo de la comunidad internacional para sustentar la demanda marítima en La Haya, no da mayor importancia a los afanes armamentistas de Chile.
Los vecinos que nos circundan saben que nuestra presencia, en el continente latinoamericano, siempre les ha inspirado confianza, amistad y cooperación, por el bien común. Jamás hemos caído en actos provocativos que hayan truncado las fluidas relaciones diplomáticas que caracterizaron a la región.
En suma: Bolivia camina acompañada por la verdad, la justicia y el apoyo de países amigos, hacia la recuperación de su mar cautivo.
Usurpado el 7 de octubre de 1970, por defender EL DIARIO |
Dirección:
Antonio Carrasco Guzmán
Jorge Carrasco Guzmán |
Rodrigo Ticona Espinoza |
"La prensa hace luz en las tinieblas |
Portada de HOY |
Caricatura |